Según los anuncios del último fin de semana, EEUU y China habrían reaccionado al despropósito que representaba una guerra comercial. Ahora, estarían manteniendo conversaciones tendientes a evitar la confrontación iniciada hace un par de meses.
En Lampadia hemos seguido muy de cerca el enfrentamiento comercial iniciado por Trump, pues ese escenario determinaba un sustancial deterioro de las condiciones de la economía global para los países emergentes, incluyendo al Perú.
Lamentablemente, como en tantos otros temas de interés para nuestro país, nuestra clase dirigente, políticos, académicos y empresarios, no muestran mayor interés en seguir acontecimientos que pueden tener grandes impactos, más allá del corto plazo. Lo mismo sucede con los medios de comunicación. Inclusive en este tema, el entonces ministro de la Producción, Daniel Córdova declaró que una eventual guerra comercial entre EEUU y China, no afectaría a la economía peruana. Increíble, cuando hizo la declaración, el precio del cobre ya había sido impactado por inicio del enfrentamiento.
Nuestra preocupación llegó al punto de haber sugerido al gobierno que se aprovechara la ocasión de la Cumbre de las Américas en Lima, para tomar la bandera del libre comercio, cosa que lamentablemente no se hizo.
Ahora esperamos que los siguientes pasos de EEUU y China, permitan que se consolide la vigencia del libre comercio como el espacio de interacción económica entre los países del mundo.
Para mantener informados a nuestros seguidores, compartimos líneas abajo el informa del Financial Times sobre el ‘detente’.
Estados Unidos y China retroceden desde el borde de la guerra comercial
Mnuchin dice que Washington puede imponer aranceles si Pekín no cumple con los compromisos
Financial Times
Shawn Donnan
21 de mayo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia
Estados Unidos ha retrocedido desde el borde de una guerra comercial con China luego de que Washington suspendiera sus planes de imponer aranceles por 150,000 millones de dólares de importaciones, según el secretario del Tesoro de EEUU.
«Estamos parando la guerra comercial», dijo Steven Mnuchin en una entrevista televisiva el domingo.
La declaración del hombre clave de Donald Trump en las negociaciones comerciales, siguió una declaración conjunta de Estados Unidos y China el sábado pasado, en la que Beijing prometió «aumentar significativamente» sus compras de exportaciones agrícolas y energía estadounidenses y ambas partes dijeron que continuarán hablando durante el verano.
La declaración del sábado omitió los objetivos detallados después de que los negociadores chinos se resistieron al empuje de la administración Trump para que se comprometieran a aumentar sus compras en US$ 200,000 millones anuales. A los críticos en EEUU, también les preocupa que su objetivo principal sea cumplir el objetivo de Trump de reducir el déficit comercial anual de US$ 337,000 millones con China en lugar de abordar cuestiones estructurales más difíciles con la economía china, como el subsidio de Pekín a industrias clave y el robo sistémico de propiedad intelectual de EEUU.
Mnuchin insistió el domingo en que los compromisos chinos para abordar estos temas eran parte del acuerdo más amplio y advirtió que Trump estaría libre de imponer aranceles, si Pekín no cumple con sus compromisos.
Dijo que las dos partes habían logrado un «progreso significativo», y agregó: «Hemos acordado dejar las tarifas en suspenso mientras tratamos de ejecutar el marco».
Pero él y otros defensores de un acuerdo rápido con Pekín, en la administración, se enfrentan al escepticismo de la comunidad empresarial estadounidense que considera que los temas estructurales, son más importantes que la reducción del déficit comercial.
La vaguedad de la declaración del sábado ilustra lo que las personas entrevistadas sobre las discusiones dijeron sobre la gran brecha que quedaba entre ambos lados. «No hay acuerdo para un tratado. Nunca anticipamos uno. Hay un comunicado entre los dos grandes países, eso es todo», dijo Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional de Trump, por separado, en una entrevista televisiva.
La administración también enfrenta otra tormenta política en su país, sobre la pretensión de Trump, de vincular las negociaciones comerciales con el levantamiento de la prohibición del abastecimiento de chips de la compañía china de equipos de telecomunicaciones ZTE, de proveedores estadounidenses. ZTE, que durante mucho tiempo ha sido objeto de preocupación por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses, admitió haber violado las sanciones de Estados Unidos contra Irán y Corea del Norte y haber incumplido los términos de un acuerdo de US$ 1,200 millones con el gobierno de los EEUU.
Resolver la cuestión de ZTE ha sido la principal prioridad del lado chino, pero la reacción política en Washington a un tweet de Trump el pasado fin de semana comprometiéndose a ayudar a la empresa a volver al negocio, redujo la capacidad de los EEUU de cerrar un trato y provocó que China se resistiera a un compromiso de reducción del déficit de US$ 200,000 millones, dijeron las personas sondeadas sobre las discusiones.
Mnuchin admitió el domingo que el tema de ZTE había sido discutido durante las negociaciones la semana pasada, pero insistió en que la prohibición de Estados Unidos era un «asunto de aplicación de la ley». Otros funcionarios estadounidenses han planteado la posibilidad de un acuerdo que daría el acceso de ZTE a partes estadounidenses a cambio de modificaciones en la gestión y otras medidas punitivas menos estrictas.
Wilbur Ross, el secretario de Comercio de Estados Unidos, viajaría a China en las próximas semanas para negociar los detalles de las compras chinas, dijo Mnuchin. Pero dijo que el lado estadounidense tenía objetivos muy específicos «industria por industria» en mente, elevando la posibilidad de un 35-40 por ciento de aumento en las importaciones agrícolas este año y un adicional de US$ 50,000 a US$ 60,000 millones en exportaciones anuales de energía de Estados Unidos en los próximos tres a cinco años.
«Nosotros vamos a reducir el déficit comercial», dijo Mnuchin.
Sin embargo, también advirtió que los dos gobiernos no controlaban totalmente si esto sucedería o no, un punto hecho por economistas que dicen que el desequilibrio entre las dos economías más grandes del mundo tiene más que ver con las tendencias fiscales y macroeconómicas que con la política comercial.
«En última instancia, estas no son transacciones de gobierno a gobierno», dijo Mnuchin. El compromiso chino «no es una orden de compra gigante con los EEUU, se trata de que la industria pueda tener contratos sólidos y entregar estos bienes «. Lampadia