Jaime de Althaus
Para Lampadia
Parece confirmarse la hipótesis de que la liberación de Antauro Humala forma parte de un acuerdo -explícito o tácito- entre Pedro Castillo y los Humala (padre e hijo). Castillo lo necesita como recurso de última instancia ante la eventualidad de que su situación fiscal se agrave y la vacancia se vuelva inminente.
De hecho, Isaac Humala se reunió con Pedro Castillo el día anterior a la salida de la cárcel de su hijo, y Virgilio Acuña, mentor y financista de Antauro, lo había hecho en ocasiones anteriores.
En campaña, Castillo había prometido el indulto de Antauro Humala en dos ocasiones. Guido Bellido lo reclamó ya estando el gobierno en funciones. No fue indultado, pero tal parece que se le facilitó la contabilidad de la redención de la pena.
Antauro le sería funcional al Castillo para librarse de la suerte penal que le esperaría.
Si la fiscalía produjera una denuncia constitucional con elementos de convicción contundentes, y la vacancia adquiriera visos de realidad, Castillo podría sentirse impelido a cerrar el Congreso y llamar a una asamblea constituyente (lo que formó parte del plan inicial del gobierno).
Para ello, sin embargo, necesita controlar las fuerzas armadas. Parece claro que el operativo para lograrlo pasa por instrumentar a Antauro Humala, que ya en una ocasión había manifestado que el único que podría “aguantarle” a las fuerzas armadas sería él.
El etnocacerista está levantando el tema la asamblea constituyente en su gira por el sur del país. Es claro que, si se cerrara el congreso y se llamara a una asamblea constituyente, que es un instrumento para concentrar y perpetuarse el poder, Castillo lograría neutralizar la acción de la justicia y se salvaría de ir a la cárcel. Lo mismo podría ocurrir si Humala ganara las próximas elecciones. O a eso estaría apostando Castillo.
Entonces, para afianzar la relación con Antauro, y en el objetivo de controlar las fuerzas armadas, Castillo ha designado a dos ministros de alguna manera vinculados a Humala.
El primero es el general (r) EP Richard Tineo, ex candidato de UPP y del Partido Nacionalista, nombrado en Defensa. Según informaciones, en las semanas que estuvo en la cartera se dedicó a reemplazar funcionarios y almirantes, por personajes afines al Gobierno y a Antauro Humala. Ahora pasó al ministerio de Transportes. Fue reemplazado por el mayor (r) FAP Daniel Barragán, un hombre que ha tentado fortuna política con varios partidos pero que fue candidato nada menos que a la segunda vicepresidencia en el 2021 por UPP junto con José Vega y la esposa de Antauro Humala, Haydee Andrade, quien postuló como primera vicepresidenta.
Mientras tanto, el comandante general del Ejército, Walter Córdova, de la promoción de Antauro Humala, es un hombre que le debe el puesto al presidente, porque estaba en la lista de pases al retiro presentada por el ex comandante general José Vizcarra, quien fue cesado precisamente por no aceptar algunos cambios y fue reemplazado por Córdova. Según Ángel Páez de La República, Antauro Humala, mediante intermediarios comunicó a Palacio de Gobierno que se podía confiar en el general Walter Córdova.
Este plan, al alimón con Antauro, tendría varios elementos. Uno de ellos es la visita del presidente a cuarteles del Ejército para ofrecerles mejoras a los soldados. Podría tratarse de una manera de presionar a los altos mandos con la tropa, con el aliento de Antauro Humala desde fuera.
Otro elemento es el ofrecimiento de contratos y adquisiciones a las distintas armas. Al Ejército se le ha entregado la construcción de 1,072 puentes. A la Marina, el fortalecimiento de la industria naval. Y para la FAP el gobierno ha aprobado la adquisición de 12 helicópteros destinados a operaciones de rescate.
De otro lado, el 10 de agosto el diario gestión reveló que el MIDAGRI estaba trabajando un proyecto de ley para poner límites a la tenencia de la tierra. Es decir, para ir a una reforma agraria de verdad. El art. 8 inciso C, por ejemplo, dice:
c) Regula el límite de la tenencia de la tierra, para evitar la gran concentración y el acaparamiento de las tierras y al mismo tiempo evitar la atomización de predios rurales.
Y el domingo Fernando Vivas revela en El Comercio que el gobierno está considerando un proyecto de ley en esa línea “para convertirlo en un lineamiento de política pública sobre la que el gobierno plantee una cuestión de confianza ante el Congreso”. Para avanzar a su disolución, por supuesto. Se van juntando, entonces, todos los elementos del plan.
Antauro Humala, por su lado, está cumpliendo su parte. Dijo en Ilave hace tres días que a Castillo «no lo dejan gobernar solo porque tiene origen campesino”. Exactamente el mismo argumento que usa el presidente para victimizarse. Pero fue más allá: “Sin embargo, a Pedro le falta liderazgo, iniciativa. Entonces el Ejército del pueblo debe defender la revolución”. Alienta desde fuera lo que Castillo está intentando desde el ministerio y visitando a los soldados en los cuarteles.
Y termina convocando a la asamblea constituyente: “Estamos observando que por más que haya un intento bien intencionado del actual presidente, no se va a poder transformar el país para beneficio del pueblo si es que no se cambia esta constitución malparida”.
Antauro Humala proclama la pena de muerte a los corruptos, pero con Castillo es contemplativo y benevolente. Reconoce que está en la línea correcta, lo considera bien intencionado. Lo llama “Pedro”. Es claro que están jugando en pared.
Lampadia