Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Es alarmante la velocidad en la que las izquierdas radicales pueden destruir un país. El caso de Chile es especialmente grave. El país latinoamericano que logró los mejores estándares de desarrollo económico, social e institucional, está siendo demolido.
Un país que tuvo hasta hace pocos años la mejor izquierda de la región, que supo equilibrar la necesidad del crecimiento económico con los mejores niveles de ingreso de la población, así como mejores niveles educativos, ha perdido el tren; su izquierda moderna ha sido demolida y ha sido tomado por asalto por hordas radicales, por ecologistas primitivos y por fanáticos identitarios.
Según relata Axel Kaiser en el artículo que compartimos líneas abajo, el nuevo Chile, víctima de esa acelerada destrucción, adolece ahora de:
- la inflación más alta en décadas,
- el dólar prácticamente a mil pesos,
- fuga masiva de capitales,
- un gasto estatal inaceptablemente ineficiente,
- un Estado capturado por intereses políticos,
- inmigración ilegal fuera de control,
- delincuencia, homicidios y terrorismo desbordados,
- crimen organizado avanzando como en los países más peligrosos de la región,
- un sistema educativo en franco proceso de degradación —a pesar de ser el segundo que más recursos recibe como porcentaje del PIB en la OCDE,
- crecimiento económico fulminado,
- productividad atrofiada,
- cuentas fiscales cada vez más deterioradas,
- prestigio internacional en caída libre.
Así se han destruido países maravillosos en la región, como en la isla-cárcel de Cuba, como en la rica Venezuela que ahora tiene 95% de su población en pobreza y 75% en pobreza extrema.
Pero estas hordas del comunismo o si quieren, del socialismo del siglo XXI, vienen por más, quieren devorar Chile, Colombia y Perú.
¡No nos dejemos! Lampadia
¿Para esto quieren más impuestos?
Fundación para el Progreso – Chile
Axel Kaiser
Publicado en El Mercurio
10.07.2022
Chile tiene la inflación más alta en décadas, el dólar prácticamente a mil pesos, fuga masiva de capitales, un gasto estatal inaceptablemente ineficiente, un Estado capturado por intereses políticos, inmigración ilegal fuera de control, delincuencia, homicidios y terrorismo desbordados, crimen organizado avanzando como en los países más peligrosos de la región, un sistema educativo en franco proceso de degradación —a pesar de ser el segundo que más recursos recibe como porcentaje del PIB en la OCDE—, crecimiento económico fulminado, productividad atrofiada, cuentas fiscales cada vez más deterioradas, prestigio internacional en caída libre, etcétera.
Todo esto lo ha generado esencialmente la misma clase política que nos exige pagar más impuestos hoy, después de haberlos subido sistemáticamente por décadas bajo la promesa de que íbamos a estar mejor. Es obvio que ha fracasado colosalmente.
Como ciudadanos no deberíamos darle un peso más a una clase política inepta que ha fallado de manera tan dramática en el uso de nuestros recursos. Son ellos los que trabajan para nosotros y no al revés. Es hora de exigirles que empiecen a hacer su trabajo como corresponde y dejen de reclamar que les falta todavía más plata, pues mientras más les damos, peor nos va.
Lampadia