Me puse a revisar la historia del Perú y detecté unos curiosos ciclos político-económicos, que oscilarían de 23 a 27 años. Juguemos al Kondratiev criollo: caos total de 1821 a 1845 –un primer ciclo de 24 años–, año en el que llegan Castilla y cierto orden militar, hasta la jura del primer presidente civil, Pardo, en 1872. Esto es un segundo ciclo de 27 años.
De allí viene toda otra época de caos y guerra: un tercer ciclo de 23 años que acaba con la llegada al poder, en 1895, de Piérola y su alianza con el civilismo. Desde ese año, el civilismo instaura la estable República Aristocrática, hasta 1919, en lo que fue un cuarto ciclo de 24 años. Arriban entonces el autoritarismo de Leguía, Sánchez Cerro, Benavides y Prado hasta la primavera democrática de Bustamante desde 1945. Y así se acaba un violento quinto ciclo de 26 años.
Aquí viene un intermedio democrático (Bustamante, Prado y Belaunde) hasta 1968. O sea, un sexto ciclo de 23 años, que Odría nos distorsiona con su dictadura de 1948 a 1956. Y de 1968 a 1992 prima un séptimo ciclo de 24 años, marcado por la violencia y el modelo económico velasquista, que Fujimori desmonta ese año para instaurar el modelo liberal actual, que fue seguido por Toledo, García y Humala. Este ciclo de economía liberal cumpliría justo 24 años para las elecciones del 2016… ¿Se acaba este ciclo y viene un octavo, tras los de 1821-1845, 1845-1872, 1872-1895, 1895-1919, 1919-1945, 1945-1968, 1968-1992? ¿Este octavo ciclo sería estatista? ¿Autoritario? ¿Violento otra vez? ¿Llega otro ‘outsider’ a cambiar todo?
Este tan elemental (cualquiera, pero cualquiera, puede ser presidente aquí) Humala desconoce la palabra ‘tino’. Primero critica al futbolista Reimond Manco, con lo que se gana una respuesta de igual a igual. Luego, envía esa carta absurda al presidente del BCR. Aparte de que pudo expresar su malestar con una discreta llamada y no alarmar a los agentes económicos con esa intromisión, él no tiene que meter sus narices en una entidad –felizmente– autónoma, en que las remuneraciones provienen de los ingresos por sus actividades de banco central, no del presupuesto nacional (me imagino que Humala debe ignorar este pequeño detalle). Humala y Alan deben entender que hay puestos altos en el Estado en los que se tiene que pagar muy bien para tener personal de calidad: “If you pay peanuts, you get monkeys”.
En el Perú se ha inventado el ‘bullynomics’. Tiras bombas molotov si quieres evitar un embargo. Bloquea una carretera si exiges algo. Evita a pedradas que opere legalmente una mina. Y aprovecha que tienes a un militar sin pantalones al frente del país (felizmente, Humala nunca tuvo que ir a una guerra en el exterior, porque Nadine no lo iba a acompañar).
Cateriano ya aseguró su puesto en la lista congresal humalista del 2016. No solo tiene a su padrino Vargas Llosa detrás, sino que se ha erigido en el dóberman del régimen. Ya es el Mulder o la Martha Chávez del humalismo.
Interesante análisis de Mariátegui que coincide en esencia con la teoría de los ciclos sociales de Sarkar explicada en el artículo de Pablo Bustamante de enero de 1988: Un mensaje de esperanza; en el cual se cita lo siguiente: (…) Siguiendo con la hipótesis de los ciclos sociales, podríamos anticipar que estamos ad-portas de un nuevo ciclo, distinto, en el que debemos disminuir la intervención del Estado en la economía, privilegiar la inversión privada, disminuir la excesiva regulación del país, reducir la emisión monetaria y en consecuencia la inflación, imitar el importante desarrollo del sector informal, revalorar el éxito personal y cuidar la libertad individual (…)