Por: Eduardo Morón, presidente de la Apeseg
El Comercio, 26 de noviembre de 2019
No sé ustedes, pero yo en el colegio no aprendí nada de finanzas personales. A pesar de tener un curso sobre economía, los temas eran áridos y fuera de mi realidad.
Hace muchos años, mi esposa, cuando era funcionaria de la SBS, empezó un programa que buscaba llenar ese vacío que muchos escolares tienen. El programa consistía en educar a los profesores de escuelas públicas en cómo dictar finanzas personales.
Se armó un contenido y tomó las maletas junto con su equipo de capacitadores, y empezó a recorrer el país. Dado que hay más de 50 mil escuelas públicas en el Perú, la tarea era inmensamente compleja.
Esa semilla se convirtió en un programa que el Centro de Educación Financiera de Asbanc impulsaba junto con la SBS. Cuando ingresé como presidente de la Apeseg, la asociación de empresas de seguros, la queja recurrente que escuché fue que nadie compra lo que no conoce cómo funciona, por eso era tan limitado el uso de seguros en el Perú.
Conociendo de cerca lo avanzado por estas instituciones, decidimos ayudarlos en el esfuerzo de tener materiales que sean acordes con lo planteado por el currículo escolar, pero que estuviera hecho como para que cualquier docente lo pudiera dictar. Los materiales debían ser muy aterrizados a la vida diaria, entretenidos, retadores, y no hablar de los detalles de los productos financieros.
La idea era que las personas pudieran saber cómo usar las herramientas más básicas de las finanzas: un presupuesto, los mecanismos de pago, el ahorro y los seguros. El mal uso de estos productos o no usarlos puede hacer regresar a la pobreza a una familia que con esfuerzo salió de ella.
El reto era enorme porque ningún profesor de colegio es especialista en finanzas personales. Inclusive muchas veces en las capacitaciones que hicimos nos encontramos con el que vivía la pesadilla de haber caído en manos de prestamistas informales, o el que creyó que retirar efectivo de su tarjeta de crédito no sería tan malo.
Muchos de ellos no sabían lo simple que es separar aquello que necesito de lo que realmente solo quiero en mi presupuesto familiar. Y por supuesto, había muchos que habían enfrentado un gasto catastrófico sin haber tenido ninguna protección financiera de un seguro.
Este programa, “Finanzas en mi colegio”, ha sido reconocido la semana pasada en el concurso Creatividad Empresarial, porque ha mostrado que sector público y privado pueden innovar en la forma de hacer llegar a más alumnos de nuestros colegios con contenido que ha tenido un impacto no solo en su conocimiento, sino en el uso de finanzas personales en sus hogares. Educando a los profesores no solo hemos tenido un impacto directo en ellos y sus alumnos, sino también en sus familias.
La tarea de educar es gratificante porque permite formar ciudadanos. Para nosotros, no se puede ser ciudadano sin saber manejar tus finanzas. Gracias a todos los que nos han permitido avanzar hasta aquí. Ahora, el reto es que el Ministerio de Educación multiplique la llegada de estos materiales a escala nacional para que todos podamos alcanzar ese nivel de ciudadanía. ¿Qué dice, ministra? ¿Lo hacemos?