Por: Madeleine Osterling
Expreso, 28 de abril de 2021
¿Si alguien como Hernando de Soto no es capaz de actuar con humildad y cerrar filas contra el comunismo, conociendo exactamente sus consecuencias y la devastación que genera, ¿por qué pensamos que gente con menos conocimiento, experiencia y capacidad de razonar, los mal llamados principistas, van a vencer su odio al fujimorismo? Somos un país lleno de ciegos y suicidas… pero dignos. Perjudican al odiado así revienten ellos mismos en el empeño. Típica actitud que encaja perfectamente con la primera ley de la estupidez del historiador italiano Carlo María Cipolla: “Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación”. No hay forma que reflexionen sobre lo elemental: entregar a tu país al comunismo es perder tu libertad, tu patrimonio y todo lo construido durante años.
Los empresarios de Gamarra les están dando una lección. La mayoría provincianos a los que les ha costado sangre formar un emprendimiento, se han pronunciado con firmeza contra el modelo dictatorial. Ellos saben lo que es generar riqueza en una economía de libre mercado y lo pedregoso que puede ser el camino hacia el éxito económico para que venga un izquierdista, disfrazado de bondadoso maestrito de pueblo, a quitarles todo. Años de lucha y trabajo podrían desaparecer por voluntad de un soberbio comunista en el poder. Sin embargo, ello no está funcionando con muchísima gente que cree que Castillo les cambiará la vida pero no con empleo, generando valor o mayor productividad sino redistribuyendo la riqueza ajena mediante estatizaciones, en otras palabras, quitándole a los ricos para enriquecerse ellos y destruir un modelo que, a pesar de todas sus deficiencias, ha generado crecimiento económico, indispensable para sustentar un programa de reducción de la pobreza.
Confiscará y nos empobrecerá a todos salvo a la élite marxista y sus adláteres. Acaso no es conocida la “reserva del Comandante” de Fidel Castro por millones de dólares o que Hugo Chávez decía que ser rico era malo pero su hija es la mujer más acaudalada de Venezuela y dueña de fortunas inmobiliarias en el mundo, o la forma desenfrenada como aumentó la riqueza de Evo Morales, o el inmenso patrimonio de Daniel Ortega en la humilde Nicaragua. José Mujica es la excepción, no hay comunista pobre en el poder, así el país sea paupérrimo, siempre hay algo y alguien con quien negociar. Por ello, no nos sorprenda que Castillo también pueda formar parte de ese club de multimillonarios revolucionarios; conjuntamente con Cerrón y toda su camarilla, salivarán de codicia.
Desafortunadamente hay muy poca gente con el valor y conocimiento para rebatir las absurdas propuestas de Castillo. Elegir a los jueces por voto popular, copia fiel de la reforma constitucional promovida por Morales en el 2009, en la que se imponen cuotas de género y de pueblos originarios, sólo politizará más el Poder Judicial, promoviendo jueces demagogos y poco confiables que ofrecerán propuestas más allá de la ley. A pesar de los miles de oídos sordos, no podemos desmayar en el esfuerzo de combatirlo y desenmascararlo.
Por ello, saludo que el grupo El Comercio, tarde, bastante tarde, haya enmendado rumbos y esté poniendo al descubierto las pretensiones totalitarias de Pedro Castillo, sus conexiones con el terrorismo y con la mafia de Vladimir Cerrón.