Jorge Baca Campodónico
Expreso, 29 de mayo de 2016
En las últimas semanas se han escuchado voces de alarma sobre la evolución reciente de la deuda pública. En particular, el Consejo Fiscal, en carta remitida al MEF, advirtió su preocupación sobre los actuales niveles del gasto público y su impacto sobre la evolución de la deuda pública en el mediano plazo. En esta entrega hacemos un análisis de la evolución reciente de la deuda pública y su repercusión sobre la capacidad de maniobra del gobierno entrante.
Según los datos del BCRP, la deuda pública total en el primer trimestre de este año superó los 130 mil millones de soles, equivalentes a 22 % del PBI. En el gráfico 1, se muestra la evolución de la deuda pública total para el periodo 2008 – 2016. Como puede apreciarse en este gráfico, la deuda pública total viene creciendo exponencialmente a partir de fines del 2014. En los últimos cuatro trimestres, la deuda se incrementó en más de 20 mil millones de soles equivalentes a más del 3 % del PBI.
En el gráfico 2, se muestra la evolución de la deuda pública total como porcentaje del PBI para el mismo periodo. Este gráfico muestra cómo la política de reducción de la deuda pública iniciada en los años noventa con la renegociación de la deuda externa (interrumpida temporalmente por la crisis financiera mundial del 2008) ha llegado a su fin. El gráfico 2 muestra claramente que la tendencia decreciente ha sido interrumpida y que a partir de fines del 2014, la deuda pública se viene incrementando a un ritmo promedio de 3 % anual.
La estrategia seguida por los últimos gobiernos ha sido la de reemplazar progresivamente la deuda pública externa con deuda interna. Esta estrategia permitió igualar el nivel de deuda interna al de la deuda externa a fines del 2012. Como se puede apreciar en el gráfico 3, el nivel de la deuda interna a partir del 2013 ha superado al nivel de la deuda externa. Sin embargo a partir de fines del 2014 la deuda externa ha reiniciado un crecimiento exponencial acortando las diferencias con el nivel de deuda interna.
¿Cuáles son las implicancias del crecimiento de la deuda pública total? El primer problema es que el aumento exponencial de la deuda pública desplaza las posibilidades de financiamiento del sector privado y por lo tanto de la expansión de la inversión privada. Este efecto se hace más evidente en el caso del crecimiento de la deuda interna.
El segundo problema tiene que ver con la percepción de riesgo país por parte de las clasificadoras de riesgo soberano. Durante los últimos 20 años, uno de los pilares del modelo económico peruano ha sido la prudencia fiscal, reconocida por los mercados financieros internacionales, y que nos ha permitido obtener el grado de inversión. Obtener el grado de inversión ha significado atraer mayor inversión extranjera y tener acceso a crédito con menores tasas de interés.
Según las estadísticas recientes mostradas en el gráfico 2, la deuda pública total viene creciendo a un ritmo de 3 puntos del PBI por año. Si mantenemos este ritmo durante los próximos cuatro años, como lo plantea uno de los partidos políticos que disputa la contienda electoral, significaría que la deuda pública total pasaría de los actuales 22 % del PBI a 35 %. Si a este nivel se le suman el nivel de deuda contingente del Estado peruano (deuda agraria, y deuda del sistema previsional –ONP), el nivel de deuda pública total supera el 50 %. Llegar a estos niveles nos llevaría a perder el grado de inversión con todas las consecuencias adversas que esto conlleva.
¿Qué medidas debemos tomar para que esto no suceda? Para evitar tener que tomar medidas drásticas de ajuste es necesario desde ahora cambiar de estrategia para evitar el crecimiento explosivo de la deuda pública total. Esto significa limitar el déficit fiscal en el corto plazo. El primer paso es reforzar los ingresos fiscales. Medidas de disminución de tasas de impuestos o introducción de nuevos subsidios o exoneraciones serian contraproducentes.
¿Es necesario reducir la inversión pública para limitar el incremento de la deuda pública? Tradicionalmente la inversión ha sido la variable de ajuste para reducir el déficit fiscal. Sin embargo no tiene que ser así. Una racionalización del gasto corriente a través de un manejo más eficiente del presupuesto (que no signifique necesariamente la reducción de los programas sociales) permitiría generar el espacio fiscal para mantener el nivel de inversión pública.
Sin embargo, la inversión pública necesita ser priorizada para mejorar el retorno económico y social de cada sol invertido, para ello no es necesario eliminar el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). Lo que se necesita es evaluar cada uno de los proyectos de inversión pública antes de su ejecución para poder definir qué proyectos deben ser ejecutados en forma prioritaria. El proyecto del gasoducto del sur y mil proyectos de pequeños reservorios en la sierra pueden tener similares tasas de retorno social para el SNIP, pero el gasoducto del sur no pasó por la evaluación del SNIP. La decisión de cuáles proyectos priorizar se realiza por motivos más políticos que técnicos. Del mismo modo los proyectos de las Asociaciones Público Privadas y las obras por impuestos no son priorizados dentro de un contexto global. Se requiere por lo tanto perfeccionar el SNIP pero no eliminarlo.
El gobierno entrante heredará del actual gobierno una situación fiscal delicada por el nivel de déficit fiscal, producto de la expansión del gasto corriente, y por la explosión de la deuda pública total. En estas circunstancias, la elaboración del presupuesto para el año 2017 jugará un papel decisivo en el futuro de la deuda pública total.
Lampadia