“Haz mejorado mucho, pero todavía sigues siendo malo”.
Le dijo Gonzalo Galdós a un amigo tenista pero, lo lamentable, es que tenemos que concluir lo mismo sobre la educación escolar en el Perú.
Efectivamente, así lo demostró hace pocos días en Lima, Lant Pritchett, el experto de la Universidad de Harvard que nos comentó que en las evaluaciones PISA estamos 100 puntos por debajo del 10% más atrasado de Dinamarca, el promedio de la OCDE y, que tal como estamos haciendo las cosas, solo mejoramos un punto por año. ¿100 años para nivelarnos? Ver en Lampadia: La educación está en crisis y nosotros estamos de fiesta.
La siguiente entrevista de Jaime de Althaus a Gonzalo Galdós, promotor y presidente Ejecutivo de Futura Schools, una cadena de colegios que “ofrece educación de calidad y pensiones accesibles, para niños de clase media emergente”, nos muestra las limitaciones de la educación en el Perú y las trampas ideológicas que entorpecen su superación.
Galdós nos dice que se siente profundamente decepcionado con la actitud del Ministerio de Educación, pues teniendo un reto tan grande por delante, que requiere la participación de todos los peruanos, tiene un dilema de corte ideológico entre la educación pública y privada.
Además afirma que en el país hay muy buenos profesores, que lo que necesitamos es gestores educativos. También tenemos que liberalizar la educación para que profesionales (no docentes, como un matemático) puedan enseñar en nuestros colegios.
Igual sucede con la nueva ley universitaria de Mora y Saavedra, por la cual, un profesor de la Universidad de Harvard, tampoco puede enseñar a tiempo completo en el Perú.
“Hay un sesgo ideológico en contra de la participación del sector privado en educación”. Veamos la entrevista:
Con otro enfoque, el de la creatividad, Sir Ken Robinson nos hace notar que la orientación de la educación en el Perú, va en sentido contrario de lo que necesitamos para lograr una educación que empodere a nuestros niños para ese nuevo futuro tan retador e incierto que nos trae la revolución tecnológica en ciernes. Ver en Lampadia: ¿Las escuelas matan la creatividad?.
En contraste con estas visiones, veamos lo que nos dice el popular Ministro Saavedra sobre el rol del sector privado en educación: (Fuente: SEMANAeconómica.com, entrevista de Javier Albán a Jaime Saavedra, Ministro de Educación, 15 de junio, 2016).
¿Cuál es el rol del sector privado para lograrlo?
Hay varios roles. El más importante es pagar sus impuestos. [INCREÍBLE] Los países que la han hecho son los que han logrado tener un sistema educativo público de alta calidad, gratuito y para todos. La vez pasada decía en el directorio de la Confiep que si esa presentación la estuviese haciendo en Canadá, la diferencia sería que los hijos de todos los empresarios allá estarían en un colegio público. El Perú la va a hacer el día en que cualquier persona rica o pobre decida poner a su hijo en un colegio privado sólo si está más cerca, pero si no es por eso, que pueda ponerlo en uno público y esté muy bien.
El problema que tenemos aquí es que la recaudación es relativamente baja. El Estado es relativamente pequeño, porque existe una informalidad muy grande. No es un asunto de tasas necesariamente, pero hay una informalidad grande. Tenemos que corregir eso como estructura también para tener los recursos necesarios para poder mejorar nuestra educación pública. También hay un rol a través de programas de responsabilidad social de las empresas, con las que hemos trabajado de manera más cercana durante los últimos años. [O sea, ¿el problema es de dinero?].
¿Qué ejemplos de iniciativas privadas destacaría?
El más representativo es el trabajo que hace Empresarios x la Educación, que aglutina recursos de un grupo grande de empresas y hacen distintos tipos de intervenciones en conjuntos de colegios, y está bien coordinado con el trabajo del ministerio. Hay un programa de lectura del BBVA que es interesante también. [El ministro nunca reconoce el aporte del sector privado a la educación, con la cual ya hemos superado una inversión del 6% del PBI en educación. No menciona ni a los excelentes colegios de Fe y Alegría ni a los de Innova Schools o Futura Schools].
Creo que hay un rol adicional para el sector privado. No solamente debe estar preocupado e interesado en que la educación mejore. Eso ya se ha logrado. (…) Necesitamos tener una suerte de obsesión con que el proceso de reforma educativa se consolide y la calidad de la educación [pública] mejore, (…). [De eso se trata, por eso mismo no se debe inhibir el aporte privado].
En otras preguntas de Semana Económica, el ministro enfatiza que en su opinión, tanto para educación escolar y universitaria, lo que necesitamos es poner más dinero. La verdad es que necesitamos mucho más que eso.
En nuestra opinión, lo primero que hay que hacer es lograr que el país tome conciencia de nuestra realidad, del tremendo atraso que llevamos y de las dificultades que tendremos que vencer para superarlas.
En segundo lugar, debe organizarse una gran gesta nacional por la educación, un ‘pacto social por la educación’, que busque el apoyo de la población para emprender una verdadera revolución.
Sobre las metas que debemos ponernos y la orientación estratégica que debemos adoptar, empecemos por recoger las recomendaciones de Lant Pritchett y Ken Robinson, según hemos reseñado líneas arriba.
Sobre los próximos cinco años de gobierno queremos enfatizar que en opinión de Lampadia, el ministro más importante del gabinete debe ser el de educación. La gestión de todos los demás entra, de alguna manera, dentro de rangos previsibles que difícilmente pueden implicar un daño grave a los intereses de largo plazo del Perú. En cambio, un Ministro de Educación inadecuado, sí puede afectar gravemente la estructura del bienestar futuro de nuestra población, especialmente, la de los más pobres. Los daños de una mala gestión educativa en los próximos años pueden ser fatales en el largo plazo.
Por eso, dijimos el 31 de mayo pasado que para hacer la revolución educativa que debemos emprender con urgencia, necesitamos: Una nueva visión, un nuevo ministerio, un nuevo ministro y una clase dirigente más consecuente.
Lampadia