Por: Alfonso Bustamante Canny
Perú21, 16 de febrero del 2022
“Hoy, debido a la economía social de mercado establecida en la Constitución, el Estado goza de buena salud financiera gracias a la tributación de las empresas privadas”.
El modelo económico planteado en la Constitución del 93 ha funcionado a pesar de los consecutivos gobiernos socialistas que entorpecieron su marcha; sin embargo, la izquierda logró desacreditarlo. De hecho, hasta le pusieron una chapa peyorativa: el neoliberalismo. Encajaron al empresario todos los males del país, como la corrupción, explotación laboral y la evasión fiscal. Hoy, debido a la economía social de mercado establecida en la Constitución, el Estado goza de buena salud financiera gracias a la tributación de las empresas privadas; sin embargo, este no es capaz de aliviar las necesidades más básicas de la población vulnerable.
Durante más de 20 años, la izquierda caviar (que son más mercantilistas que la torpe extrema derecha) ha sembrado en el imaginario popular la vileza del éxito económico conseguido a través de crear una empresa, arriesgar capital, generar empleo y riqueza; la misma que es compartida con los trabajadores y con el Estado.
En estos 20 años de verborrea caviar, la izquierda logró enquistarse en la Fiscalía, Poder Judicial, prensa, colegios y universidades para extorsionar y mentir descaradamente, dibujando, además, al empresario como el villano del cuento. Es que todo cuento debe tener un villano y qué mejor si este es grande y fuerte. Así, el enemigo imaginario creado por la caviarada es el empresario formal.
En todo este plazo, los privados no reparamos en el daño que se hacía al país y omitimos desarmar la mentira. Hoy estamos pagando las consecuencias del silencio encubridor, sea por temor a la represalia o el desinterés de participar en la vida política del país.
El verdadero villano de esta historia es la izquierda caviar, que ha ocupado el sillón presidencial desde el año 2000 y ha engordado la administración pública a niveles de obesidad mórbida hasta volverla inoperante, insensible y corrupta. Incapaz de atender sus obligaciones como administrador ni su labor redistributiva a través de generar o promover inversión social
Es necesario alzar la voz y comunicar esta gran verdad. La verdadera reforma agraria la están haciendo las más de 5,000 empresas agrícolas formales que hoy emplean a 1.5 millones de mujeres y hombres en zonas rurales, con las mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza. Lo mismo puede decirse de la pesca, la minería, textiles, etc. Hay empresarios de todo tamaño que con su esfuerzo construyen un mejor país. Ellos son los verdaderos héroes de la historia.