Por: León Trahtemberg
Correo, 25 de setiembre de 2020
La educación inicial virtual sin opción a la presencial es un invento consecuencia del COVID19 que se está construyendo con el tiempo. Quien sabe la mayor novedad es que se dirige más a los padres que a los propios niños.
Imaginemos a niños que normalmente acudían al jardín pre escolar y pensemos cómo era un día lunes cuando iban al jardín y cómo era un día domingo sin jardín. El lunes se levanta a cierta hora, se lava, viste, desayuna, va al jardín, interactúa con maestras y compañeros, manipula, juega, tiene un refrigerio común, aprende a respetar convenciones, tiene una vida ordenada por una rutina y la rendición de cuentas a terceros. Además, tiene su propio espacio que no es el de los hermanos, o el de los demás miembros de la familia. Es solo suyo.
Ahora imaginémoslo el domingo… Otro horario, sin rutina, otra relación con padres, más relajo… Ahora imaginemos que para ese niño por un año todos los días son domingos para efectos de su rutina… Sin duda habría un serio déficit de hábitos, organización, seguridad personal, estímulos para el juego y aprendizaje… En suma, un retraso en su madurez.
Siendo así, y sabiendo que para que un niño de 3 a 5 años se conecte a una pantalla tiene que tener al adulto al lado hasta que sea más autónomo, la educación inicial virtual innovadora está diseñada tanto para estimular y socializar a los niños como para apoyar a los padres en la construcción de una cultura de crianza, que adquieren viendo a la maestra y aconsejándose a diario con ella para aquellos aspectos de la educación de sus hijos en relación a las cuales tienen preguntas.
