La Alianza del Pacífico debería proponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
Jaime de Althaus
Para Lampadia
La guerra comercial desatada por el presidente norteamericano Donald Trump contra la China, Europa, Canadá y otros países está ya en su tercera ronda de retaliaciones. Lo último ha sido la amenaza de Trump de imponer un arancel de 20% al ingreso de automóviles europeos, luego de que entraran en vigencia aranceles impuestos por la UE a varios productos norteamericanos.
El problema es que una caída en el comercio global, que termine afectando el crecimiento de la China y del propio Estados Unidos, tendrá como consecuencia la reducción del potencial de nuestro país. El tema es preocupante y, el Perú desperdició la Cumbre de las Américas realizada el 13 y 14 de abril en Lima para formular ante la delegación norteamericana un alegato en defensa del libre comercio mundial en aras del interés de todos los pueblos y también de los mismos Estados Unidos, algo que Lampadia reclamó en varios artículos.
“Ojo con el neo imperialismo brasileño y madrina de los países del Alba. Recordemos su complot contra el libre mercado desde la convocatoria de Estados Unidos en Miami para la primera reunión del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en diciembre de 1994 así como la penetración de sus compañías privadas más emblemáticas”. Lampadia, 9 de junio, 2014
Pero todavía estamos a tiempo de hacer un planteamiento interesante en esa línea. Recordemos, en efecto, que el tema central de la Cumbre de Lima fue la corrupción, específicamente la “Gobernabilidad Democrática Frente a la Corrupción”. Concluyó en una declaración que contenía 57 iniciativas que los gobiernos debían poner en marcha para combatir la corrupción. Pero nadie vio la relación entre el crecimiento exponencial de la corrupción en nuestros países, inducida principalmente por el Estado y las empresas brasileras y por el mercantilista “socialismo del siglo XXI”, y el aborto de la propuesta del ex presidente George H. Bush de formar una Área de Libre Comercio en las Américas (ALCA), rechazada precisamente por el Brasil a favor de su proyecto de expansión económica y política en América Latina.
Quien sí lo hizo fue Francisco Tudela en un artículo publicado el 16 de abril en El Comercio. El recuerda que la I Cumbre de las Américas fue convocada entre el 9 y el 11 de diciembre de 1994, en Miami, EEUU, con dos objetivos clarísimos para el futuro: conservar y fortalecer la democracia representativa en el hemisferio occidental y concluir las negociaciones para establecer un área de libre comercio en la integridad de las Américas, para el 2005.
Pero lo que ocurrió fue que en la Cumbre de las Américas llevada a cabo en Mar del Plata el 2005, los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, de Brasil, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, y de la Argentina, Néstor Kirchner, desviaron deliberadamente la agenda de la cumbre. “Kirchner alegó que el tema del ALCA no estaba en la agenda; Lula… atacó el concepto mismo del ALCA, proponiendo el proteccionismo como una defensa contra el “neoliberalismo”. Tabaré Vázquez, el presidente uruguayo, los secundó. El resto, por ignorancia, frivolidad o complicidad, avaló el secuestro de la cumbre”.
Por supuesto, nunca más volvió a plantearse el tema del fortalecimiento de la democracia representativa ni mucho menos el de la integración económica de toda la región a través de un área de libre comercio de las Américas. Antes bien, señala Tudela, “Los adalides del “socialismo del siglo XXI”, por el contrario, sentaron las bases para la geopolítica del mercantilismo socialista, que generó intencionalmente la peor crisis de corrupción en la historia de América Latina”. Y concluye que, con el conjunto completo de medidas anticorrupción contenidas en el Compromiso de Lima, “estamos combatiendo los efectos de la geopolítica del mercantilismo socialista y no la causa conceptual de la gigantesca crisis de corrupción que vivimos”.
La causa es obvia: haber abandonado el proyecto de fortalecer la democracia representativa en el continente y de crear una Área de Libre Comercio de las Américas, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, en favor del proyecto geopolítico brasilero o de lo que Tudela llama la “geopolítica del mercantilismo socialista”. La corrupción era el arma de penetración de la expansión política y económica brasilera.
Lo increíble –agregamos nosotros- es que el presidente Trump coincide póstumamente con la “geopolítica del mercantilismo socialista” no solo al no plantear ni por asomo volver a la idea del ALCA sino, por el contrario, al torpedear el único proyecto que pudo avanzar en esa línea que es el NAFTA, y al levantar barreras proteccionistas para proteger su mercado.
Como sabemos, el proteccionismo es el instrumento del mercantilismo para favorecer con medidas artificiales los ingresos rentistas de los grupos de trabajadores y empresas protegidos. El problema es que esa política termina siendo un boomerang, porque encarece los productos para los consumidores y reduce la competitividad de la economía. El proteccionismo mercantilista siempre termina cavando su propia tumba. Trump, a pesar de tener una balanza de servicios ampliamente favorable, por mejorar la balanza comercial bilateral en el corto plazo con algunos países, está matando el largo plazo. Lampadia ha desarrollado ampliamente este tema.
Por eso, a fin de contrarrestar de una manera inteligente la suicida estrategia anti-global de Trump, deberían ser nuestros países –ya no Estados Unidos- quienes propongamos retomar la propuesta del ALCA. Podría hacerlo la Alianza del Pacífico, recogiendo los mismos argumentos que desarrolló el presidente Bush –republicano como Trump- para sustentar su propuesta en la I Cumbre de las Américas. El presidente del Perú debería proponerles esta iniciativa a los presidentes de la Alianza del Pacífico.
El comercio no es un juego de suma cero. Ha llevado y lleva al crecimiento mundial como nunca ha ocurrido en la historia. Y es la gran oportunidad para un país como el Perú. Lampadia