Jaime de Althaus
Para Lampadia
La ley establece que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) distribuye el número de escaños de la cámara de diputados de manera proporcional con la población electoral. Sin embargo, no es eso lo que ha hecho el Jurado en resolución publicada el 3 de febrero. Ya Milagros Campos había hecho notar que había asignado un escaño más a Madre de Dios, quitándoselo a Lima, que ya estaba subrepresentada.
Pero el tema es mucho más grave. Como podemos ver en el siguiente cuadro, Lima Metropolitana tiene 7 diputados menos de los que debería tener en relación con su población y La Libertad tiene uno menos. En cambio, hay 9 departamentos que tienen más de los que proporcionalmente les correspondería. El Jurado ha violado la ley.
En buena cuenta, Lima está groseramente subrepresentada. Eso debe corregirse.
El problema es que hay una ley que condiciona en parte ese resultado. Fernando Tuesta lo explica: “Con miras a las elecciones de 2001, cuando se pasó de una circunscripción única a la asignación de escaños por departamentos, se advirtió que Madre de Dios no alcanzaba el número suficiente de electores para obtener representación. La solución —no la mejor— fue asignar primero un escaño a cada circunscripción (26 en total) y distribuir el resto proporcionalmente a la población electoral, asegurando que todas las regiones tuvieran al menos un representante (Art. 21 de la Ley Orgánica de Elecciones)”.
Pero la situación ahora ha cambiado. Tuesta señala que la población electoral ha crecido de poco menos de 15 millones a más de 27 millones de votantes. Con una distribución estrictamente proporcional, Madre de Dios ya alcanzaría por sí misma un escaño.
No obstante, la fórmula de distribución de escaños se mantiene perjudicando notoriamente la Lima y La Libertad y beneficiando a otras regiones.
El Congreso tiene muy poco tiempo -solo hasta el 12 de abril- para corregir este grave error, modificando el artículo 21 de la Ley Orgánica de Elecciones a fin de que el JNE proceda a una distribución de la representación estrictamente proporcional al tamaño de la población de cada circunscripción. Porque en una democracia todos somos iguales ante la ley.
Lampadia