Iván Alonso
El Comercio, 14 de marzo del 2025
“El apoyo del Gobierno norteamericano podría ser el principio del final de las criptomonedas, que fueron concebidas como un medio de cambio fuera del control y del escrutinio del Estado”.
¿Para qué necesitan los Estados Unidos una reserva de criptomonedas como la que ha ordenado crear el presidente Donald Trump? En algún momento el Gobierno Estadounidense vendió unas bitcoins que tenía por ahí y que hoy valdrían más de US$17.000 millones. Por haberlas vendido antes de tiempo, dice la Casa Blanca en un comunicado, los contribuyentes han perdido esa cantidad.
El plan del presidente Trump es que el Departamento del Tesoro compre bitcoins y los guarde en una Reserva Estratégica de Bitcoins. El valor de esa reserva subirá cada vez que suba la cotización del bitcoin. Subirá, por supuesto, solo en el papel; y, así como sube, también puede bajar. Hoy está en US$83.000, pero hace tres meses estaba casi en US$100.000. Hay quienes piensan que, a largo plazo, debería seguir subiendo. La historia hasta el momento los respalda. Un dólar invertido en bitcoins hace cinco años se ha convertido en US$70.
No hay ninguna garantía, sin embargo, de que vaya a seguir subiendo de esa manera. Podría estancarse, desinflarse o esfumarse, si el misterioso Satoshi Nakamoto decidiera un buen día romper su promesa de no poner más de 21 millones de bitcoins en circulación o si el mercado llegara a la conclusión de que el bitcoin no será nunca una moneda propiamente dicha, en el sentido de un medio de cambio generalmente aceptado.
Pero supongamos que siga subiendo. La Reserva Estratégica aumentaría de valor. ¿Qué podría hacer el Gobierno Estadounidense con sus ganancias? Nada, a menos que comenzara a vender sus bitcoins. Sería como si hubiera invertido parte de los impuestos en la bolsa –algo que ningún gobierno debería hacer– y comenzara a liquidar sus posiciones.
Tan o más preocupante es que los bitcoins los termine comprando la Reserva Federal (el banco central estadounidense, más conocido como la Fed). El gobierno podría depositar su Reserva Estratégica de Bitcoins en la Fed a cambio de dólares recién impresos. O la Fed podría echar a andar la maquinita para comprar bitcoins por cuenta del gobierno. Por más estratégica que sea la reserva, la emisión de dólares podría resultar inflacionaria.
Paradójicamente, el apoyo del Gobierno norteamericano podría ser el principio del final de las criptomonedas, que fueron concebidas como un medio de cambio fuera del control y del escrutinio del estado. Una vez que el gobierno sea dueño de una buena cantidad de bitcoins comenzará a exigir que le revelen los secretos. «Diario El Comercio. Todos los derechos reservados.»