Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 3 de febrero de 2025
Para Lampadia
Los ingenieros recurrimos frecuentemente a lo que llamamos “pruebas piloto”. Es decir, ensayos a pequeña escala, antes de llevar a cabo procesos a escalas mayores.
En ese sentido, mi experiencia como Gobernador Regional de Ica – en el período 2015 / 2018 – puede considerarse una “prueba piloto” de lo que podría – o debería – ser un Gobierno de alcance nacional.
Dicho esto, el principalísimo – y máximo – objetivo nacional del Estado peruano debería ser la drástica reducción (o eliminación) de la pobreza humana. “No más pobres en un país rico” … pero de verdad. No como el caso del cínico expresidente Castillo, donde él y su pandilla, fueron los únicos que se enriquecieron… pero a punta de robos, coimas y sobornos.
Sin embargo – como “prueba piloto” – Ica es un gran ejemplo de reducción de pobreza humana.
Efectivamente, Ica es la región con menor porcentaje de pobreza a nivel nacional: menos de 5% de la población iqueña es pobre.
Incluso, gran parte de ese 5% está constituido, principalmente, por migrantes recién llegados que, en poco tiempo, apenas empiecen a trabajar, dejarán de ser pobres.
Ver más información en:
Índice de Competitividad Regional – INCORE 2024
La pregunta es: ¿cómo ha hecho Ica para tener la menor tasa de pobreza a nivel nacional? Y la respuesta es muy simple: inversión, inversión, y más inversión. Me refiero – obviamente – a inversiones privadas.
A ese respecto, Ica es un gran ejemplo en cuanto al acogimiento de inversiones en todos los ámbitos del quehacer empresarial: agricultura, viveros, avicultura, incubadoras, ganadería, pesquería, acuicultura, minería, energía, turismo, comercio, educación, salud, y todas las industrias: textil, vitivinícola, metalmecánica, siderurgia, etc.
Por eso hay pleno empleo en Ica… por sus empresas. Por eso no hay pobreza en la región. He ahí el gran ejemplo de Ica, para todo el país.
Ahora bien, los logros de Ica en materia laboral podrían ser mucho mayores aún, si se aplicaran las siguientes políticas de promoción de inversiones (y por ende, del empleo):
- simplificación administrativa (o desregulación del Estado),
- reducción de tasas tributarias (IGV y Renta, básicamente),
- flexibilidad laboral en todos los sectores económicos (no sólo en el agro),
- mejor infraestructura de transporte (carreteras, ferrovías, puertos y aeropuertos),
- reservorios y obras de afianzamiento hídrico (para tener agua todo el año),
- cabotaje marítimo (como alternativa al transporte terrestre), etc.
¿Qué extraño resulta que – en términos generales, salvo muy contadas y honrosas excepciones – el Estado sea tan “anti-empresa”? Cuando como se sabe aquí, en la China y en la Cochinchina, que… a más empresas, más empleos, y a más empleos, menos pobreza. Caso Ica.
No me cabe la menor duda, aunque jamás lo van a reconocer. La gran mayoría de funcionarios públicos de nuestro país – del Gobierno Central, de los Gobiernos Regionales, de los Gobiernos Locales, incluso del Congreso de la República y del Poder Judicial – son “pro-pobreza”. ¡Qué quieren que les diga! Por sus leyes – y reglamentos – los conoceréis.
Después de lo empresarial / laboral, la reducción de pobreza humana se logra – también – mejorando los servicios públicos: agua, salud, educación y seguridad (el orden no es relevante). La gente sin agua potable continua es más pobre porque (1) tiene que comprar agua cara en camiones cisterna, y (2) suele enfermarse porque el agua que consume es de pésima calidad. Ergo, se empobrece porque falta al trabajo y gasta más en salud.
Los pésimos servicios de salud del Estado también empobrecen. (1) Porque la gente pierde mucho tiempo en las colas… muchas, hasta de amanecida. Y (2) porque tienen que comprar medicamentos y / o contratar servicios médicos particulares, cuando el Estado debería proveer – gratuitamente – dichos servicios. En estos casos, la corrupción es la madre del cordero.
La pésima educación estatal – sobre todo, la escolar – también empobrece. Los niños y jóvenes mal educados estarán – de por vida – en desventaja frente a los niños y jóvenes bien educados. Esa es una verdad de Perogrullo. Pero ni por esas… al Estado, al Ministerio de Educación – y al SUTEP – no les entran balas. ¿Porqué serán tan crueles – en injustos – con nuestra niñez?
Por último – lo más importante del momento – la inseguridad ciudadana también empobrece… y ¡vaya que empobrece! (1) Porque las agresiones hieren y matan… y eso acarrea gastos. (2) Porque el agredido pierde patrimonio (su celular, su vaca, su moto, su televisor…). Y (3) porque la ciudadanía gasta mucho en seguridad (rejas, candados, muros, cámaras de video vigilancia, alarmas…).
Total… el Estado, al brindar pésimos servicios de agua, salud, educación y seguridad, resulta ser el principal empobrecedor del país.
¿Qué hacer para corregir el problema? Lo hemos dicho mil veces aquí en Lampadia:
Profesionalizar los servicios públicos de agua, salud, educación, y seguridad. Ergo, quitarles dichas competencias a las instituciones fallidas (Agua a los Gobiernos Locales, Salud y Educación a los Gobiernos Regionales, y Seguridad al Ministerio del Interior). Simplemente, porque fracasaron estrepitosamente.
Y en su reemplazo, crear Autoridades Nacionales Autónomas (ANA´s), altamente especializadas en sus respectivas funciones. (Tipo Banco Central de Reserva del Perú – BCR). Donde primen el profesionalismo y la meritocracia, con remuneraciones competitivas con el sector privado, y mucho énfasis en los resultados.
Cero tarjetazos, cero chamba a prostitutas (como las del Congreso), cero coimas, cero títulos académicos falsos o provenientes de universidades truchas (como La Vallejo, San Juan Bautista, Alas Peruanas, Telesup, Garcilaso, u otras de la misma calaña.)
Esto – dicho sea de paso – debería aplicarse también al Congreso de la República, al Poder Judicial, y al Ministerio Público. Es decir, a todos los estamentos del Estado.
¿Qué se requiere para ello? Voluntad y liderazgo. ¡Ese es el problema! ¿Alguien en su sano juicio cree que el Estado – nuestro Estado – está dispuesto a reformarse a sí mismo? ¡No seamos ingenuos!
Esta reforma, basada en la simplificación y desregulación radical del Estado, en la despolitización y profesionalización del mismo, en la significativa reducción de la burocracia estatal parasitaria, y en la priorización de la generación de empleos sobre la recaudación fiscal… sólo la podrá efectuar un nuevo Gobierno, con un mandato explícito de nosotros – los ciudadanos – para hacer tal reforma estatal.
Entonces, vuelvo a lo de la “prueba piloto” de Ica. Sin haber llegado – ni remotamente – a la reforma radical propuesta (un Gobierno Regional no tiene facultades para ello), está demostrado que sí se puede reducir – y hasta eliminar – la pobreza en nuestro país. La inversión privada en Ica fue nuestra gran arma contra la pobreza… ¡y lo logramos! Incluso, en Ica logramos mejorar mucho los servicios de salud y educación (agua y seguridad no son competencias regionales), gracias al profesionalismo de muchos Gerentes Públicos de SERVIR. Es decir, también se puede reducir pobreza mediante mejores servicios públicos.
Ica es una “prueba piloto” de ello. Lampadia