La agricultura norteamericana se quedará sin trabajadores
Desregulemos para recibir a los peruanos deportados
Jaime de Althaus
Para Lampadia
Los analistas coinciden en que las políticas de Trump tendrán efectos negativos en la propia economía norteamericana y también en la economía mundial y la peruana. Aranceles más altos, reducción de impuestos (mayor déficit) y deportación masiva de inmigrantes -que restringirá y encarecerá considerablemente la mano de obra en sectores como construcción[1] y agricultura- llevarán a una mayor inflación, y por lo tanto a una subida de la tasa de interés.
Específicamente, subir aranceles a las importaciones tendría algún sentido si es para lograr que los países afectados abran su economía o eliminen prácticas desleales, aunque de todas maneras suba el precio de los productos e insumos.
Sin duda hay algo de eso en las políticas de Trump, pero también hay claramente el objetivo de proteger una industria tradicional de automóviles, acero, aluminio y otras que ya no son competitivas.
Esto último, en la medida que es proteccionismo puro, es dañino para la propia competitividad de la economía norteamericana y para la economía global, porque desinfla el comercio mundial. Y perjudica, en esa medida, al Perú.
Pero en cuanto a la política de deportaciones masivas, hay un efecto colateral de dicha política que extraordinariamente sí nos puede beneficiar.
Resulta que, según nos informa ChatGTP, el 73% de los que trabajan en la agricultura norteamericana son migrantes, la mayor parte de los cuales son indocumentados.
El siguiente es un cuadro de un artículo de Paul Krugman:[2]
Esos trabajadores laboran en cultivos que requieren mucha mano de obra, y resulta que son casi los mismos que el Perú produce y exporta. Son los siguientes:
- Frutas
- Manzanas, peras, duraznos, cerezas y ciruelas
- Fresas, arándanos, frambuesas y moras
- Uvas
- Cítricos
- Hortalizas de Campo:
- Lechuga, espinaca, zanahorias, brócoli, coliflor y repollo.
- Cultivos de Invernadero:
- Tomates, pimientos y pepinos.
- Floricultura
- Caña de azúcar
Como apunta Paul Krugman, la política de deportación va a diezmar la población trabajadora de ese sector -sea por expulsión directa, sea por el clima de temor que lleve a muchos a regresar a su país-, afectando la producción e incrementando los precios de esos productos en el mercado norteamericano.
He allí una oportunidad sorpresiva para el Perú. Habrá que estar atentos.
Pero hay otra oportunidad: las decenas de miles de peruanos que serían deportados a nuestro país pueden convertirse en una fuerza propulsora de crecimiento si es que avanzamos en una desregulación agresiva de nuestra economía y de nuestro mercado laboral, pues eso permitirá que los retornantes inviertan en negocios formales o puedan emplearse de manera formal aportando sus conocimientos y experiencia.
Es decir, que puedan abrir negocios o contratar laboralmente con la misma facilidad con que lo hacían en Norteamérica. Hagamos un Estados Unidos en el Perú. Lampadia
[1] Mas del 30% de los trabajadores de construcción son inmigrantes, según Paul Krugman.
[2] Paul Krugman, The Deportation Nightmare Begins (paulkrugman@substack.com