Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
El discurso de Pedro Castillo el martes en el Congreso fue una muestra evidente de que la banda encaramada en el gobierno está atemorizada.
Ellos pidieron esta presentación la semana pasada porque probablemente temían que se alcanzara los 52 votos necesarios para dar trámite a la segunda moción de vacancia y, por un lado, trataban de disuadir a los congresistas que se inclinaban por aprobarla y, por otro lado, si prosperaba, como de hecho ocurrió con 76 sufragios a favor, adelantarse y reducir el impacto que tendrá su obligada respuesta al Parlamento de las numerosas acusaciones que pesan en su contra.
Como es obvio, el mensaje de Castillo no sirvió para nada más que aburrir a los presentes con una larguísima lista de sus fantasiosos logros y una más soporífera aún relación de las supuestas maravillas que vendrán en el futuro, ejecutadas por una caterva de ignorantes, incompetentes y corruptos funcionarios que son los que Castillo y Vladimir Cerrón han designado para ocupar los más altos cargos del Estado y a los que, por supuesto, no cambiará. O, eventualmente, cuando ya son insostenibles, removerá para reemplazarlos por otros iguales o peores.
Esa es una garantía de que ninguna de sus promesas de mejorar la situación del país se cumplirá.
Todas esas quimeras y alucinadas ofertas fueron la envoltura al tema de la contestación a las muchas imputaciones que se le han formulado en la moción de vacancia. Con esto esperaba reducir y desarmar la expectativa de la forzada presentación ante el Congreso el 28 de marzo, donde él o su abogado o ambos, deberán responder a las acusaciones.
No lo logró, naturalmente, porque no puede negar lo evidente. Mintió descaradamente, como ya es su costumbre, cuando sostuvo que “estoy completamente de acuerdo que la Fiscalía tenga toda la información y prosiga con las investigaciones abiertas”. Gracias a su contubernio con Zoraida Ávalos, la fiscalía no lo va a investigar hasta el 2026, cuando las pruebas de sus presuntos delitos ya habrán desaparecido.
Con toda desfachatez exhortó a “que el Ministerio Público, realice las investigaciones con celeridad, objetividad e imparcialidad, conforme a ley”. Ese mismo MP que gracias a fiscales como Omar Tello y otros actúa con lentitud, favoritismo y parcialidad, cuando se trata de casos vinculados al poder.
Y en el colmo del cinismo, el jefe de una banda delincuencial encaramada en el Estado, como ha denunciado la lobista Karelim López, afirmó que “mi gobierno seguirá luchando firmemente contra la corrupción”. No dijo cómo, pero se puede inferir que seguirá esta lucha haciendo cosas como destituir al procurador del Estado que lo denunció por corrupción.
La cereza de esta fracasada maniobra evasiva fue la declaración con aire de perdonavidas de Aníbal Torres, poco después del discurso de Castillo, confirmando que habían preparado un proyecto para adelantar las elecciones, pero que han decidido darle una última oportunidad al Congreso.
En realidad, ellos no pueden adelantar las elecciones. Solo podrían con la anuencia del Congreso que, naturalmente, no lo va a hacer porque la mayoría de parlamentarios no está dispuesta a perder los beneficios de estar ahí. Pero es una amenaza que refleja que están realmente espantados con la posibilidad de que los desalojen del gobierno. Y que están dispuestos a cualquier cosa con tal de permanecer aferrados al poder y sus mieles.
En suma, se saben amenazados, pero no van a abandonar el poder, como creen algunos. Castillo no va a renunciar. Al contrario, van a apresurar el paso en pos del control político de las FFAA y la Policía. Uno de los últimos ejemplos es el cese de dos jefes de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin) en pocos días, porque se negaron a paralizar las investigaciones sobre Bruno Pacheco –según fuentes policiales-, que los había amenazado públicamente con hablar si es que no lo protegen.
Esa es una muestra clara de su manera de operar. Si un funcionario se niega a apañar la corrupción, simplemente lo echan. Y si el siguiente tampoco cede, lo despachan. Y así, hasta encontrar a alguno que acepte a cohonestar la corrupción. De esa manera van avanzando todos los días en el control del Estado con funcionarios deshonestos que se prestarán para cualquier tropelía.
Si no se expectora a esta horda del gobierno ahora, ellos seguirán afianzándose y avanzado en su propósito de establecer una dictadura chavista. Lampadia