David Tuesta
Perú21, 15 de noviembre del 2024
«Perú se convierte en el epicentro de decisiones y diálogos que influirán en la economía global. Desde el ingreso de Perú al foro en 1998, los beneficios han sido tangibles y estratégicos, marcando un antes y un después en nuestra economía».
Esta semana, en Lima, no hay otro tema de conversación que no sea la Cumbre APEC. Y con razón. Perú se convierte en el epicentro de decisiones y diálogos que influirán en la economía global. Desde el ingreso de Perú al foro en 1998, los beneficios han sido tangibles y estratégicos, marcando un antes y un después en nuestra economía.
El Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico reúne a 21 economías que representan el 60% del PIB mundial y casi la mitad del comercio global. Para Perú, ser parte de APEC ha significado consolidar su apertura económica, fortalecer inversiones y diversificar mercados. Las exportaciones peruanas a economías de APEC representan el 60% del total exportado. China, nuestro principal socio comercial, demanda una parte significativa de minerales como cobre, fortaleciendo sectores estratégicos y generando empleo.
El comercio con economías de APEC ha impulsado un crecimiento promedio anual del 7% en nuestras exportaciones desde 1998. Esto ha permitido mejorar condiciones de vida, reducir pobreza y elevar la competitividad de productos peruanos. Al facilitar acuerdos y la reducción de barreras arancelarias, APEC ha abierto mercados exigentes, promoviendo la calidad de nuestras exportaciones.
Más allá del comercio, APEC ha sido clave para atraer inversión extranjera. Capitales provenientes de Asia han financiado proyectos de infraestructura, minería, energía y telecomunicaciones. Varias iniciativas de empresas mineras evidencian el impacto transformador en términos de empleo y calidad de vida. Además, APEC fomenta la modernización de sectores clave, mejorando la competitividad y conectividad del país.
Un aspecto relevante de APEC es su enfoque en el desarrollo de las pymes que representan la mayor parte del tejido empresarial peruano. Ahí tenemos potencial que explotar, con programas específicos que brindan capacitación, acceso a financiamiento y mejores prácticas, ayudando a internacionalizarlas y reducir brechas económicas.
APEC también promueve políticas orientadas al desarrollo sostenible, la inclusión y la resiliencia. Perú ha participado en iniciativas relacionadas con el cambio climático, la equidad de género y la seguridad alimentaria.
Ser sede de la Cumbre de APEC no solo posiciona a Perú en la escena internacional, sino que refuerza su liderazgo regional. Las decisiones y alianzas generadas en estos encuentros superan el ámbito comercial, impactando de manera directa en la cooperación técnica y el desarrollo social.
El repique de la palabra “APEC” no es solo un eco diplomático. Es un recordatorio del potencial transformador que tiene el diálogo multilateral. Para Perú, APEC ha significado crecimiento, modernización y desarrollo sostenible. Aprovechar al máximo nuestra posición como anfitriones es clave para consolidar un camino hacia un futuro de prosperidad e inclusión para todos los peruanos.