Uri Landman
Para Lampadia
Esta frase en inglés “It´s the economy, stupid” fue utilizada por los estrategas del partido Demócrata en la campaña de las elecciones presidenciales de Estados Unidos del año 1992.
Poco antes de las elecciones presidenciales del año 1992, George Bush (padre), era considerado imbatible por la mayoría de analistas políticos. Bush tenía un alto porcentaje de aprobación entre los votantes norteamericanos. Se le adjudicaban grandes éxitos en política internacional como el fin de la Guerra Fría y la victoria en la Guerra del Golfo. En esas circunstancias, el estratega político del partido Demócrata, James Carville, pegó un cartel en la puerta de su oficina que decían tres frases: “Cambio, versus más de lo mismo”, “Es la economía, estúpido” y ”No olvidarse el sistema de salud”.
La frase sobre la economía se volvió una especie de eslogan no oficial de la campaña de Bill Clinton, quien terminó ganando las elecciones de aquel año.
No cabe la menor duda que James Carville tuvo y sigue teniendo razón, tal y como hemos podido comprobar en las últimas elecciones norteamericanas de la semana pasada, en donde triunfó el candidato del partido Republicano, el expresidente Donald Trump.
A pesar que la mayoría de analistas y empresas encuestadoras mostraban una campaña electoral sumamente ajustada, en la que cualquiera de los dos candidatos podía ser el vencedor, lo cierto es que Trump arrasó con la candidata demócrata Kamala Harris.
En los siete estados llamados “péndulo”, ya que podían empujar la balanza a cualquiera de los dos candidatos, finalmente triunfó Trump en todos ellos. Si bien los comicios norteamericanos no se definen de acuerdo al candidato que sacó más votos en la elección popular, sino por cuál de ellos obtuvo más de 270 votos en el Colegio Electoral, las cifras finales le dieron a Trump una amplia mayoría en ambos casos. En el voto popular Trump sacó casi cuatro millones de votos más que Kamala Harris. En el Colegio Electoral, Trump obtuvo 312 versus los 226 de Harris.
Mientras que la candidata del partido Demócrata se enfocó en una agenda progresista y liberal, Trump dirigió todos sus esfuerzos a dos temas, el económico y la crisis migratoria.
El ex-presidente les recordó a los votantes, los altos niveles de inflación estimulados por el gasto público durante el gobierno de Joe Biden, del cual Kamala Harris es vicepresidente. Kamala Harris no supo diferenciarse del desastroso gobierno de Biden y un sector del electorado piensa que Harris perdió la elección cuando le preguntaron qué hubiera hecho diferente a Biden y ella respondió “No se me ocurre una sola cosa”.
Otro de los temas medulares de la campaña electoral fue la inmigración ilegal a los Estados Unidos. Trump acusó a Kamala Harris y a los Demócratas de la crisis migratoria que vive actualmente Estados Unidos, donde casi tres millones de personas cruzan ilegalmente la frontera. En los últimos meses esta cifra ha alcanzado récords históricos de 250,000 personas que han ingresado ilegalmente a los Estados Unidos.
El mayor problema de este inmenso flujo incontrolado de gente al país del norte, es el ingreso de criminales. Según se ha informado, el grupo criminal venezolano el Tren de Aragua, hoy en día se encuentra presente en las principales ciudades norteamericanas como Nueva York. En nuestro país, somos testigos del aumento de la criminalidad ante la presencia de bandas criminales internacionales que han llegado con la inmigración venezolana.
Ante esta invasión de ilegales, Trump ha prometido implementar una política de mano dura. Entre las medidas anunciadas están: la construcción de un muro en la frontera sur del país, el uso de la Guardia Nacional para proteger la frontera y la más controversial, la deportación masiva de residentes ilegales en los Estados Unidos.
De acuerdo a algunos estimados, en los Estados Unidos viven de 12 a 15 millones de indocumentados que podrían ser deportados a sus países de origen por haber ingresado ilegalmente al país. Por su lado, Kamala Harris propuso prohibir el ingreso al país por cinco años a quienes sean detenidos tratando de ingresar de manera irregular. Muy poco, muy tarde, desde mi punto de vista.
Mientras Donald Trump prepara su próximo equipo de trabajo, en Perú nos preparamos para la cumbre de APEC, que se llevará a cabo en Lima esta semana.
En su desesperación por evitar protestas y ante la falta de estrategias y planes efectivos para darle orden y seguridad a nuestra ciudad, el gobierno ha tomado una serie de medidas absurdas y contraproducentes. Se ha ordenado la virtualidad de la educación, ignorando la complejidad que ello representa para los padres, alumnos y maestros. También se ha decretado el teletrabajo los días lunes, martes y miércoles. Por otro lado se ha dado como días no laborales el jueves, viernes y sábado. En lugar de mostrar al Perú como un país pujante y con gente trabajando, se dará la imagen de un país paralizado por la incompetencia de su gobierno.
En el colmo de la ineptitud de este gobierno, el presidente chino Xi Jinping, después de viajar 10,000 kilómetros para llegar a Perú, tendrá que inaugurar el Puerto de Chancay de manera virtual, ya que su seguridad considera muy peligroso que recorra el trayecto de 80 kilómetros entre Lima y Chancay.
Lampadia