Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 27 de mayo de 2022
Para Lampadia
La crisis alimentaria está con nosotros desde hace 2 años… si no son más. Se equivocan aquellos que anuncian la crisis alimentaria como una amenaza por venir. Repito: desde hace 2 años – o más – muchos peruanos están pasando hambre.
Veamos. Muchas empresas peruanas – sobre todo, micro y pequeñas empresas – han dejado de operar. Cerraron por el pésimo manejo económico / productivo de la seguidilla presidencial Vizcarra – Sagasti – Castillo. El Estado – no el mercado – las mató. Por tanto, millones de compatriotas han perdido su empleo, y no tienen dinero suficiente para alimentarse apropiadamente… ni ellos, ni sus familiares.
Las ollas comunes – que crecen día a día por todo el país – evidencian la crisis alimentaria. No se puede tapar el sol con un dedo. Además ¿acaso no se ven – cada vez más – mendigos en las calles? La crisis alimentaria está en Lima… y en todo el país. Y es dramática – y visible – a los ojos de todo el mundo.
Pero ¡cuidado! La crisis alimentaria peruana NO es por falta de alimentos. Alimentos, hay. Lo que no hay, son recursos para adquirir los alimentos. Me refiero – por supuesto – a la gente pobre. Mucha gente que tenía trabajo, y ahora no. Gente que tenía un salario mensual, y ahora no; porque – repito – las empresas donde trabajaban… cerraron. Y cerraron porque el Estado las mató.
Es verdad… la pandemia impactó negativamente en la economía nacional. Pero recordemos, el agro no paró. El agro siguió operando en plena pandemia, y la producción alimentaria aumentó sostenidamente en el bienio 2020 – 2021, y sigue aumentando en lo que va del 2022. O sea – insisto – alimentos, hay. Lo que no hay, es poder adquisitivo en gran parte de la población. ¡Ese es el problema!
Por otro lado, la guerra entre Rusia y Ucrania ha complicado la situación. Los precios de los productos agrícolas han subido significativamente a nivel mundial, y nosotros importamos mucho trigo, maíz y soya… principalmente de Estados Unidos y Argentina.
Consecuentemente, los costos de elaboración de los panes, fideos, y demás derivados del trigo; los costos de producción de los pollos, huevos, leche y demás productos pecuarios que dependen del maíz; y los costos de producción de los aceites vegetales a base de soya; también han subido mucho, últimamente.
Y para terminar con el rosario de problemas, los precios de los combustibles, fertilizantes y fletes marítimos se han disparado en todo el mundo. ¡Como si los astros del mal se hubieran alineado!
Sin embargo – en medio de tantas historias negativas – hay una buena noticia… muchos pequeños agricultores peruanos cultivan aquellos productos, cuyos precios han subido. ¡Sí… ya sé! La noticia es mala – muy mala – para los consumidores. Pero, esta vez – como pocas veces en la vida – la suerte nos está tocando a los productores… a la gente del campo.
Me refiero a los agricultores peruanos – pequeños, la gran mayoría – que cultivan café, algodón, caña de azúcar, maíz, arroz, y otros cultivos. Ellos – que no son pocos – la están pasando más o menos bien, porque los precios de los productos que cultivan han subido.
Entonces, el problema está en las ciudades y centros poblados. Como decimos los economistas: el problema no es de oferta… el problema es de demanda. Concretamente, de la población desempleada – o mal empleada – que no tiene dinero para comprar alimentos cada vez más caros. ¡Ese es el problema!
Entonces ¿quién es el gran bonetón? Claramente, el Estado. Ese Estado corrupto, inoperante e indolente que tenemos los peruanos. Ese Estado elefantiásico, híper burocrático, maltratador, esquilmador, y – a la vez – derrochador de recursos fiscales. Ese Estado torpe, populista y demagogo. Ese estado chantajista, anti empresarial y obstruccionista de todo lo que signifique inversión y generación de empleo formal y digno.
Amenazas de estatizaciones de grandes empresas. Salto al vacio con la cantaleta de una nueva constitución. Código laboral diseñado ex profesamente para desalentar el empleo formal. Minas paralizadas por pura inoperancia del Estado. Equipo de gobierno conformado por mafiosos e incapaces. Mutismo presidencial ante pruebas audiovisuales flagrantes de corrupción… ¿Así pensaban propiciar inversiones para generar empleo?
CONCLUSIÓN: La crisis alimentaria que viven cada vez más peruanos ha sido producida por el propio Estado. Como diría el Tigrillo Navarro… mi Estado, tu Estado, nuestro Estado. La crisis alimentaria que tenemos hace 2 años… o más, está en las ciudades y centros poblados. No en el campo. Alimentos hay. Lo que no hay son recursos para que la gente pobre pueda comprarlos. Y la gente no tiene recursos porque no tiene trabajo.
¡Así es la crisis alimentaria en nuestro país! Echarle la culpa a la pandemia y a los rusos… ¡es pura excusa! Lampadia