Difícilmente podría alguien, no estar de acuerdo en que lo que los peruanos desean es un país que crezca a buen ritmo, que disminuya la pobreza y la desigualdad, que crezcan las inversiones, la demanda de empleo de calidad y que disminuya la inseguridad. O que avancemos en cerrar las brechas que nos separan del bienestar general en educación, salud, infraestructuras y tecnología. O que nos preparemos para estar entre los ganadores en el nuevo mundo de la ‘cuarta revolución industrial’.
Sin embargo, lamentablemente la política parece alejarse del sentido de responsabilidad que demandan nuestras necesidades insatisfechas. En los últimos días, esto ha sido encarnado por el propio Presidente de la República, don Pedro Pablo Kuczynski, al que ahora le hablamos con la misma fuerza que el se ha expresado en contra del sentir de muchos ciudadanos, con la esperanza de lograr una reacción concordante con lo que él siempre representó, serenidad, profesionalismo y amplitud de mira.
Veamos: El Presidente de Todos los peruanos, que ya había tejido una serie de despropósitos que dificultaban la gobernanza, encuentra la posibilidad de hacer un borrón y cuenta nueva al aceptar la invitación del Cardenal Cipriani a conversar con Keiko Fujimori, líder de la mayoría parlamentaria y de FP, el único partido político con una presencia relevante a nivel nacional. Parece aprovecharla muy bien declarando: “Ha sido una conversación muy útil, franca y constructiva”.
Pero días más tarde, aparentemente respondiendo a la frustración de sus halcones que habían planteado hacer cuestión de confianza por la censura del ministro de educación; o a los que relativizaron la importancia de la cumbre política, incluyendo al vicepresidente Vizcarra; o a los dolidos reclamos de las izquierdas que veían el riesgo de perder el acercamiento por el que optó PPK el 11 de abril pasado, un día después de la primera vuelta, desconociendo el mandato popular por profundizar la economía de mercado, el Presidente, en vísperas de Navidad, decidió patear el tablero:
“Esta elección se ganó en las mesas, se ganó con trabajo. Y no nos dejaremos pisar por una mayoría en el Congreso que ganó la primera vuelta pero no la segunda que es la que vale. Ahora tenemos que ser realistas”.
¿Qué nos dice el Presidente?
• ¿La elección se ganó en las mesas? Cuidado, eso suena feo.
• ¿No nos dejaremos pisar por una mayoría en el Congreso?
¿Es ese su concepto de democracia? ¿De balance de poderes? ¿Desconoce el apoyo recibido del Congreso en múltiples ocasiones?
• ¿La primera vuelta no vale? ¿Solo vale la segunda?
En nuestra opinión las dos vueltas son válidas, pero expresan mensajes distintos. La primera es más temática, se da después de largos meses de idas y vueltas y responde, en buena medida, a las opciones programáticas que esperan los ciudadanos. La segunda vuelta se produce, por definición, en un ambiente de polarización que puede ser más o menos extrema y, por lo tanto, a no ser que se de entre opciones ideológicas contrarias, se define por temas alejados de lo temático o programático.
La verdad es que la elección de PPK ha sido producto de una serie de eventos ajenos a su mérito político, como el préstamo de votos de ciudadanos pro Keiko que en la segunda querían evitar que Verónika Mendoza ingrese al balotaje, o el voto anti Keiko y no pro PPK, o la falsa acusación de lavado de dinero por parte de Keiko y los consiguientes errores de manejo por parte de Fuerza Popular, que cortó la tendencia del voto a días de la elección.
Presidente, su gobierno pierde, día a día, viabilidad política y económica. En lo político, situaciones como las analizadas líneas arriba, solo nos llevan a la pérdida de gobernanza. En lo económico, en el corto plazo, se enfrió la economía innecesariamente y; en el mediano y largo plazo de su gobierno, mientras no se supere la conflictividad social-política que nos abruma, no tendremos recursos suficientes para emprender el gran programa de gobierno que necesitamos.
Por otro lado, usted señor Presidente, parece seguir dando más espacio político del que corresponde al Frente Amplio, que probadamente, no es ni ‘frente’ ni ‘amplio’, y que precisamente en la primera vuelta electoral fue rechazado por el 80% de los peruanos por sus ideas refundacionales, por no reconocer los avances económicos y sociales de los últimos 25 años y, como dice Moisés Naím, por sus ‘ideas muertas’.
Señor Presidente de Todos los peruanos, don Pedro Pablo Kuczynski, aléjese de las malas compañías, no podemos perder esta oportunidad, esperamos mucho más de usted y de nuestro destino. Lampadia