Por Berit Knudsen
Era previsible. Lo que buscamos los demócratas es reactivación económica, disminuir la pobreza, erradicar la corrupción, gobernantes competentes, con principios y valores éticos. Pero todo quedó en gritos y protestas.
Vacancia, como reclamo exasperado, sin planeamiento en cada etapa del proceso, sólo nos llevará a más decepciones. Justamente lo opuesto al objetivo real que es hacer entender al gobierno que el pueblo somos TODOS, que tienen que rendir cuentas de TODOS sus actos, que no pueden hacer lo que les venga en gana.
Lo sabíamos y hoy hemos confirmado que los políticos y sus partidos velan por sus propios intereses y todos tienen un precio… incluso los que tienen “plata como cancha”.
Tenemos un Congreso tibio… además de inexperto. Los que apoyan la democracia no alcanzan el mínimo para una interpelación que debió ser el verdadero punto de partida ya que sabemos que Castillo, con su incompetencia y ataques de ansiedad, no hubiera soportado un interrogatorio y su incapacidad se hubiera hecho más evidente aún.
La gente que cree ser dueña de la verdad, confabuladas en sus argollas, creen que “haciendo lo mismo lograrán resultados diferentes”. Creen tener el remedio para salir de este desgobierno, pero persiste la ausencia de análisis y planeamiento integral que la crisis requiere. Esto solo ahonda la desunión y la sensación de fracaso.
Las redes sociales llamadas a promover verdaderos movimientos de pensamiento generan solo ruido que aturde y confunde, so pretexto de “informar y educar”.
El hecho concreto es que Castillo & Cía. han pasado un mal rato luego de sus descarados actos de corrupción. Es evidente el poder de esa prensa con rabo de paja que se vende al mejor postor, desbaratando el escándalo por los indudables delitos del ejecutivo que esa misma prensa había destapado.
Es patético el descarado juego del Ministerio Público, Poder Judicial y la Vizcarrina Junta Nacional de Justicia. Ellos son quienes deben resolver los problemas de corrupción y malos manejos del gobierno. Es a ellos a quienes debemos reclamar para que pongan orden, investiguen y tomen acciones.
La desarticulada oposición necesita una plataforma sólida. El desgobierno va avanzando por todos los flancos posibles, con actos de corrupción de toda índole. En ese escenario, es absurdo pensar que la situación se resolverá con una improvisada vacancia. Son tantos los frentes como acciones paralelas que será necesario coordinar para evitar que el país siga hundiéndose.
Una estategia es: “_una serie de acciones meditadas, encaminadas hacia un fin determinado_”. En este campo de batalla, los corruptos deben ser investigados, juzgados y sentenciados; el ejecutivo debe ser denunciado y frenado; el sistema electoral debe ser removido y reemplazado; los partidos políticos deben organizarse y formar alianzas; la población civil debe unirse y agruparse como un solo frente; el congreso debe velar por la constitución, las leyes y no descansar hasta que los infractores sean sancionados.
La vacancia pone a Castillo en ese papel de víctima que tan útil de ha sido hasta la fecha. La renuncia es un acto que tenemos derecho a exigir por el bien del país, por un mínimo de decencia y capacidad moral. Al negarse, Castillo será el infractor.