Gerardo Eto Cruz
Ex-Magistrado del Tribunal Constitucional
Para Lampadia
Este año se cumplen 50 años de creación del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (IIDC). Esta entidad académica agrupa al universo de profesores e investigadores del derecho constitucional de toda la región (22 países de América y Europa de lengua española y portuguesa); territorialmente expande su influencia allende a los demás países de Europa. El IIDC fue creado en Buenos Aires, a raíz de un primer encuentro académico en 1974, donde acaso sus fundadores cabían tranquilamente en los muebles del lobby del hotel.
Hoy, esta comunidad de académicos se ha expandido y ha generado una profunda reflexión, a fin de enfrentar las realidades de todos los países del hemisferio que han tenido que pasar en muchos países de América ciclos de dictaduras y tiranías, pero gracias a la reflexión de los profesores de esta disciplina, se impulsó decididamente transiciones a las democracias constitucionales que permitió superar férreos autoritarismos.
Hoy, con nuevos factores y nuevas realidades, sigue existiendo una democracia como sociedad abierta, pero con presencia interna y externa de enemigos que siguen asolando las libertades y el progreso de cada uno de los países que viven democracias débiles o de fachada.
El pensamiento constitucional
El IIDC ha venido en medio siglo de desarrollo y expansión, generando una producción intelectual única en su género. En cada país, sus miembros, expertos y especialistas, han forjado un sistemático análisis en torno a cómo es su régimen político y han expuesto al resto de la comunidad de académicos y a la opinión pública en general, sus particularidades; su dinámica constitucional, es decir, cómo funciona la tensión entre la norma (lo que dice la constitución) y cómo opera en la realidad.
Ello ha permitido tener una autopercepción de cómo funciona cada régimen político de América Latina. Y es que en cada sistema constitucional, se encuentran complejos enfoques de vigencias, mutaciones y lo que es peor, desconstitucionalizaciones que son observados, reflexionados y finalmente divulgados en la producción académica, que terminan en los tratados, manuales, ponencias, artículos, ensayos y un largo estilo de producción en esta área del saber de la disciplina del derecho constitucional y sus instrumentos procesales como el derecho procesal constitucional.
Pluralidad del pensamiento constitucional
Esta comunidad de académicos ha mantenido una línea plural, abierta, democrática y de una apertura de tolerancia en los trabajos y ponencias cada vez que se reúnen para debatir el momento actual de la región y acaso de los regímenes políticos comparados. Y lo más trascendente de todo ello es que esta disciplina es precisamente la que permite ser el foco y la atalaya de analizar el quehacer de la política interna de cada Estado y del poder juridificado en sus normas fundamentales.
Las reflexiones de este «observatorio» como un caleidoscopio, vigila y analiza los peligros de los rumbos que toman los regímenes políticos de cada uno de los estados que integran Latinoamérica. Toda esta reflexión a la postre llega de una u otra manera a la clase política, generando deberes u obligaciones constitucionales y en grado máximo un verdadero sentimiento constitucional.
El IIDC es pues, la conciencia objetiva, real y crítica que tiene la región y que por no estar vinculada, ni hipotecada a ningún enclave de poder, ni estar bajo cánones de fondos internacionales (ONG) marca una línea divisoria entre lo que reflexionaba en su momento Max Weber: la distinción entre la política como reflexión científica de racionalizar jurídicamente el fenómeno del poder y los políticos que actúan siempre -no en busca de la verdad-, sino de mantenerse en el poder, aún a costa de engaños y quimeras, embaucando en discursos de posverdad.
Es evidente que este Instituto no es una cofradía ni mucho menos un tabernáculo de estudiosos en sus aposentos recoletanos, es realmente la penetrante mirada reflexiva del ideal de cómo debe gobernarse un país con las garantías mínimas de un verdadero Estado Constitucional.
En el IIDC no se pregona ni reservas de superioridad moral, ni agrupa a políticos que constituyen y hacen labor de fariseos de las democracias contemporáneas. Sin embargo, no faltan algunas excepciones. La regla es que todos son académicos que han dedicado su vida a la reflexión de lo que es o de como debiera ser el Estado y cómo se ha venido desde su génesis, desarrollando y evolucionado esta institución. Lo propio sus integrantes estudian los dos grandes estatutos que rigen la pulsión humana como es el estatuto del poder y el estatuto de las libertades fundamentales de la ciudadanía. Igualmente, para hacer viable el ideal de una democracia lejos de utopías, como de distopias, reflexionan montados desde los predios de la ciencia y la filosofía política, la sociología política, observando y analizando la realidad de lo que ha ocurrido, lo que ocurre y lo que puede venir en futuros cercanos. Sus miembros no son constitucionalistas que surgen de la noche a la mañana; son profesores que se han formado acaso desde los primeros años y que encontraron una predisposición a la pasión por el estudio de estas disciplinas que forman parte del Derecho Público.
Es decir, la colectividad debe saber que existe una comunidad de académicos en la verdadera acepción que concibiera Thomas Kuhn, donde se mantienen los paradigmas y eventualmente se presentan reflexiones de los nuevos paradigmas que, al fin y al cabo, constituyen las rutas cognitivas y axiológicas que asumen los profesores del derecho constitucional latinoamericano.
Igualmente, hoy podemos decir que, a través del IIDC, sus integrantes dan un testimonio vivo del régimen político en sus correspondientes países, verificando si se afirman las libertades fundamentales y los principios de un Estado Constitucional o si acaso, son democracias de papel, donde se evidencias autoritarismos, autocracias y tiranías. Este testimonio no es solo de la subjetividad del académico sino de la visión real, objetiva y científica de lo que ocurre en su praxis constitucional de su particular realidad constitucional.
Perfil de los integrantes del IIDC
El legado de muchos profesores que fundaron esta comunidad de académicos ya no están entre nosotros; pero su espíritu redivivo ha dejado su paso indeleble a través de sus obras. Y muchos supérstites son los que han contribuido en sus correspondientes países en dejar una legión de las nuevas generaciones de constitucionalistas. En el caso del Perú la gran deuda intelectual de haber forjado la generación de constitucionalistas es, sin duda alguna, Domingo García Belaunde quien es uno de los pioneros forjadores del IIDC. Es así como el IIDC cuenta en cada país con una sección nacional. Se produce así, una permanente retroalimentación de los primigenios pensadores del constitucionalismo que cada país ha tenido, con las generaciones de ayer y de hoy. Eso ocurre en todas las vertientes académicas donde siempre hubo los pioneros y hoy, los actuales, montados en los hombros de los gigantes pueden atalayar los nuevos escenarios que hoy presenta la humanidad.
En octubre de este año, México abre sus puertas desde el Instituto de Investigaciones Jurídicas para el encuentro del XVI Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional.
Hoy bien se puede afirmar que, desde el pensamiento constitucional latinoamericano, se han creado una serie de conceptos, principios y categorías desde las propias entrañas de la compleja realidad latinoamericana. Y a ello, los académicos como una onomaturgia, han impulsado estos conceptos que forman parte del derecho constitucional común latinoamericano que se integra en el dialogo jurisdiccional y el dialogo académico acrecentando esta apasionante disciplina que es la primus inter pares frente a las demás disciplinas del mundo jurídico. Lampadia