Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Pareciera que el Perú, es uno de los pocos países del mundo que no tiene una visión de futuro y, por lo tanto, ha sido incapaz de fijar políticas de Estado.
Hemos tenido buenos gobiernos, como el segundo de Alan García, en el que nuestra economía creció a tasas asiáticas (entre 7.5% y 9.1% anual).
También gobiernos inútiles como el de Humala, en el que si bien crecimos entre 6.3% y 5.9% en sus dos primeros años, fruto del proyecto Las Bambas y la inercia que le dejó García, nos arrastró a niveles de 2.4% y 3.3% en los años 2014 y 2015, producto de su ineptitud.
PPK no lo hizo bien, aunque el entusiasmo inicial nos hizo rebotar a 4.0% en el 2016, para caer a 2.5% en el 2017.
Vizcarra hizo su desastre pleno de corrupción, al punto que, después de caer a una tasa de crecimiento de sólo 2.2% en 2019, paralizó absurdamente toda la economía y caímos (10.9%) en 2020.
Lo de Sagasti, fue únicamente un rebote inexorable de 13.4% en el 2021, pero en promedio, en los años 2020 y 2021 crecimos a sólo 1.3%.
Mención especial merece Castillo, quien mandó al diablo la economía, al punto que, salieron US$ 20 mil millones del país, tras sus anuncios de nueva constitución y, sólo debido a los sólidos fundamentos de nuestras finanzas y al inicio de operaciones de Quellaveco, crecimos 2.7% en 2022, para caer (0.6%) en 2023, por las protestas debidamente sembradas y organizadas por los grupos pro-terroristas que lo respaldaron y que se infiltraran en todos los estamentos del Estado.
Pero, a la pregunta: ¿Qué no estamos haciendo? La respuesta es:
(I) No estamos invirtiendo en agua de calidad y continua.
(II) No estamos haciendo nada por la salud y el ciudadano promedio se siente cada vez más abandonado.
(III) No estamos haciendo nada por la educación, es más, hemos retrocedido en las evaluaciones escolares y, obviamente, no hay sorpresa, pues estamos incorporando a la educación a mucha gente incapaz.
(IV) Finalmente, no estamos haciendo nada por la seguridad y, la gente se siente desprotegida, insegura y a expensas de la delincuencia.
Estos cuatro elementos, son el factor común de todos los gobiernos mencionados y las causas fundamentales de nuestro retroceso.
¿Cómo es que nadie se da cuenta de que este es un círculo vicioso?
Si nuestras EPS y SEDAPAL no entregan agua de calidad y de forma permanente, las opciones que le quedan al ciudadano son: (i) Comprar agua de tanques cisterna, que no tiene la calidad requerida y a precios muy altos. (ii) Consumir agua de los ríos, sin ningún tratamiento de potabilización. Pero, además, se acumulará en bidones que también son insalubres.
Esta condición del agua, es una de las principales causas de las enfermedades gastrointestinales, especialmente de los niños. Si un niño sufre de diarreas frecuentes, de nada sirve que hagamos programas de nutrición, ollas comunes o de vaso de leche, los niños igual tendrán problemas de anemia infantil o de desnutrición.
Un niño que padece de anemia durante los 3 primeros años, no podrá desarrollar su cerebro y si no lo ha logrado en ese período, habrá perdido para siempre sus facultades de aprendizaje. Consecuentemente, lo habremos perdido para competir en el mundo del conocimiento. Esto significa, que como país no tendremos futuro para competir intelectualmente. Pero si, además, encargamos la educación de estos niños a profesores incompetentes, no calificados y que, probablemente, tampoco desarrollaron su cerebro cuando niños, estamos construyendo una nación fallida.
Una población sin conocimientos, sin educación, por haber sido anémicos infantiles, desarrollará frustración y violencia, así como incapacidad para adecuarse al mundo moderno. En esas condiciones, pasarán al segmento de los delincuentes irrecuperables. Si no hemos sido capaces de establecer principios de autoridad, en un país cada vez más violento y delictivo, amparados por la excusa de la pobreza, sólo nos queda reforzar la seguridad, cosa en la que también venimos fallando.
En estas condiciones de crisis extrema, debemos tomar acciones radicales. Debemos considerar el “combo” del agua, salud, educación y seguridad, como una inversión indispensable para nuestro futuro. Tenemos que retomar, en manos del gobierno central, estas cuatro líneas de trabajo. Debemos privatizar los servicios de agua y aplicar “subsidios cruzados”, para que todos tengamos agua de calidad y permanente.
Igual en los servicios de salud, tenemos que otorgar concesiones de “bata blanca”, para asegurar el acceso oportuno y de calidad a la salud, empezando por ESSALUD. Tenemos que invertir en infraestructura educativa, conectividad y privatizar la educación, otorgando subsidio escolar y permitir que los padres elijan el colegio para sus hijos. Finalmente, pero no menos importante, debemos dar un vuelco a nuestros sistemas de seguridad, empezando por las escuelas de formación de la policía nacional.
Obviamente, para que todo esto se lleve a cabo, tenemos que asignar estas tareas a equipos de trabajo autónomos, tal como los que ha propuesto Fernando Cillóniz y, no detenernos hasta cubrir el requerimiento nacional al 100%.
Si no convertimos estos cuatro temas en objetivos nacionales y no los enfrentamos desde ahora, seremos una nación fallida.
¡Ya estamos muy cerca de serlo! Lampadia