Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
¿Sabía usted que el tren que da acceso al Cristo Redentor del Cerro Corcovado en Río de Janeiro, una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno se instaló en 1884 y funcionaba a vapor? ¿Sabía que en esa misma ciudad, en 1912, se inauguró el Teleférico al cerro Pan de Azúcar?
¿Sabía que la primera línea del metro de Buenos Aires se inauguró en 1913, 5 años antes que se inaugurará el metro de Madrid?
¿Le han contado que desde 1885 hay trenes de transporte masivo en la ciudad de Nueva York y que el primer metro subterráneo data de 1904?
¿Sabía usted que en Ámsterdam (Holanda) la red de gas que daba cobertura a la ciudad data de 1872?
Es bueno que sepa. Sólo así entenderá la antigüedad de nuestro atraso.
- Nuestra primera línea de metro en Lima comenzó a funcionar en 2010. No existe hasta la fecha otra línea concluida. Ninguna ciudad del interior del país tiene sistemas de transporte masivo de pasajeros y sus autoridades ni piensan en ellas.
- A Machupicchu otra de las 7 Maravillas del Mundo como la de Rio de Janeiro, se accede caminando o en bus. Teleférico no existe y es mala palabra mencionarlo.
- La red de gas de Lima, hoy en el año 2024, sólo abarca 12 distritos y comenzó a construirse hace menos de 20 años.
Podríamos seguir con los aeropuertos que nos faltan o a los que absurdamente se quieren cerrar o convertir en centros comerciales, con las carreteras que no existen, los puentes caídos que no se reemplazan, los hospitales que no se concluyen, las centrales hidroeléctricas que falta construir o a las redes de agua, desagüe y alcantarillado que le faltan a medio Perú.
Esa labor, probablemente nos diría que las cifras del déficit de infraestructura de AFIN o del IPE son conservadoras ante la magnitud de nuestro atraso en infraestructura pública.
Hoy sólo nos interesa despertar su curiosidad acerca de esto último: la antigüedad de nuestro atraso. Ya será un buen primer paso.
Cuando tengamos claro eso, entenderemos que no basta o no sirve de mucho enorgullecernos de nuestra comida, jactarnos de nuestra biodiversidad o de nuestro paisaje. Entenderemos que no sirve de mucho alardear de nuestro pisco. Y sobre todo, dejaremos de pensar que Machupicchu y nuestro pasado lo son todo.
Cuando tengamos clara la antigüedad de nuestro atraso recién haremos lo que corresponde: empujar el coche para avanzar y recuperar la idea del progreso que se ha deteriorado tanto.
Serán necesarios varios pasos más en la senda del progreso.
Habrá que librarse de piratas y mercantilistas.
Habrá que cambiar a burócratas cuida puestos, dirigentes mafiosos y políticos populistas.
Habrá mucho por hacer.
Por ahora solo importa entender la antigüedad de nuestro atraso. Lampadia