Jaime Spak
Para Lampadia
Haciendo un análisis del comportamiento humano a lo largo de la historia, llegamos a la triste conclusión que uno de los principales problemas que afrontamos los seres humanos es la corrupción.
Y esta corrupción que ha sido analizada innumerables veces por destacadas personalidades, ha derivado en una pandemia acompañada con la falta de vergüenza para realizarla.
Todos nosotros, incluyéndome a mí, en algunos momentos de nuestras vidas hemos cometido algún acto que, analizado de manera objetiva luego de realizarlo, nos daría vergüenza incluso contárselo a las personas más allegadas.
Voy a compartir con ustedes algunos hechos que se convierten sin vergüenza y no por ello calificamos a quien lo realiza como un sinvergüenza, que es la unión de estas dos palabras.
La relación seria inmensa, solo voy a comentar algunas situaciones que se me vienen a la memoria:
- Qué vergüenza para un país como el Perú que, en más de veinte años, ha tenido un crecimiento sostenido, que bajo la pobreza del 60% al 20%, y solo en el año 2022, casi 630,000 peruanos, hayan caído por debajo de la línea de pobreza con respecto al año 2021.
Esta situación se debe al desastroso, incapaz y corrupto gobierno de Castillo, en un solo año de latrocinios ha perjudicado a tantos peruanos.
Esto no es vergüenza ajena, tiene varios nombres propios que no voy a mencionar, porque a mí si me da vergüenza.
- Qué vergüenza que casi 29,000 casos de violencia sexual física o psicológica se generen con docentes o alumnos en las escuelas.
- Qué vergüenza que la actual presidente, solo con el afán de viajar se da un viaje turístico innecesario a Europa para conocer al Papa, incluso ataviada con traje de difunto y se puede ver en la foto oficial al Santo Padre con caras de pocos amigos.
Luego de ello ir de viaje a una reunión disque bilateral con Joe Biden que nunca se dio, indicando que el Perú es un país tranquilo y en paz
Mencionando que nuestro país no crece por pandemia, cuando esta concluyó hace más de dos años.
Para colmo nos dio vergüenza ver que si se reunió con el presidente comunista Boric y con otros tantos.
Lo único que apreciamos fue una patética foto en los pasillos de la Casa Blanca agarrados de la mano para evitar que alguno de ellos se caiga, probablemente el casi octogenario presidente americano.
Obviamente en un acto de vergüenza propia, renunciaron la ministra de relaciones exteriores y el embajador de Perú en Estados Unidos.
- Qué vergüenza que la policía nacional después de muchos meses aun no puede dar con el paradero del sobrino de Castillo, Fray, con el exministro de transportes, el ex chofer de combi Silva y con el dueño de Sarratea. Eso si nos llena de vergüenza nacional por la ineficacia policial.
- Qué vergüenza que el que organizo la plancha presidencial del funesto Perú Libre, y secretario general de por vida de esta organización, se haya fugado hace más de treinta días sin tener la más mínima vergüenza de presentarse a las autoridades.
- Encima su hermano Waldemar, sin la mínima vergüenza, acaba de proponer una ley con nombre propio, para modificar el Nuevo Código Procesal Constitucional para que un habeas corpus pueda ser admitido en cualquier distrito judicial, con esto obviamente beneficiaria a su prófugo hermano y en cualquier distrito olvidado de Junín pueda ser admitido el recurso y puesto en libertad.
- Qué vergüenza que, al finalizar el partido entre Alianza y Universitario, por el campeonato de futbol, para evitar que la U pueda dar la vuelta olímpica en campo grone, apaguen inmediatamente las luces para evitar la celebración.
Esto pudo generar una terrible tragedia que hubiera cobrado víctimas mortales, si el público no hubiera mantenido la calma.
- Qué vergüenza que este incompetente Congreso pretenda destituir a los miembros de la Junta Nacional de Justicia, inventando hechos graves. Esto constituye intromisión de funciones, podemos estar de acuerdo o no con la función de los miembros, pero el Congreso no puede hacer este tipo de sinvergüencerías.
- Qué vergüenza que un trabajador que ha aportado durante años al Seguro Social tenga que esperar meses por un cita y años por una operación, que puede poner en riesgo su vida.
- Qué vergüenza que todavía muchas personas se pasen las luces rojas del semáforo.
- Qué vergüenza que personas normales y muchos de ellos jóvenes se estacionen en lugares destinados a personas discapacitadas o de la tercera edad.
- Qué vergüenza que una persona procesada de corrupción sea presidente de la Federación de Fútbol.
- Qué vergüenza que un jugador mediocre haya asumido la presidencia del club de mis amores y lo haya hecho descender de categoría.
En fin, me ha dado mucha vergüenza escribir este artículo, pero he tenido que vencerla para describir las sinvergüencerías que se viven día a día en el Perú.
¿Cuándo volverá la decencia a nuestra sociedad? Lampadia