Rafael Venegas
Para Lampadia
Hace una década los peruanos decidimos detener el ritmo del progreso, crecimiento económico, reducción de la pobreza y paz social que veníamos gozando, para volver a la mediocridad.
Todo lo bueno que se venía logrando se comenzó a desmoronar “gracias” a una minoría de malos peruanos aprovechadores, manipuladores, mentirosos, corruptos e incapaces, pero también a que la mayoría perjudicada lo aceptó pasivamente y se acomodó irresponsablemente, como siempre.
¡El péndulo está de vuelta y no hemos hecho nada por evitarlo!
El paulatino deterioro es en todos los frentes, siendo el más notorio la seguridad ciudadana, que se ha convertido en el problema número uno de la población.
El índice de homicidios se ha duplicado en menos de tres años debido al ingreso de bandas criminales y sicarios extranjeros que, a vista y paciencia de las autoridades, han invadido nuestro país introduciendo el uso indiscriminado de armas de fuego incluyendo grandas de guerra, así como la extorsión, cobro de cupos, trata de personas y sicariato, entre otros crímenes. Además, se han convertido en vehículo complementario del narcotráfico y especialmente de la minería ilegal.
En cuanto al narcotráfico, la producción de coca se ha duplicado en las últimas dos décadas, pasando de 51 mil TM en 2003 a más de 100 mil TM en 2023 y la superficie dedicada a su cultivo de 44 mil hectáreas a más de 100 mil en el mismo periodo. Estos crecimientos son mucho mayores aún en la minería ilegal.
Este tremendo fracaso de contención del gobierno se debe fundamentalmente a la nefasta corrupción que está enquistada en todos los ámbitos, incluyendo a las fuerzas del orden y la justicia. Pero aparte de este cáncer con el que vergonzosamente convivimos, existen otras causas adicionales para el crecimiento de la criminalidad y que también están en el ámbito de las autoridades de turno: ¿INCAPACIDAD O ESTRATEGIA?
Las fuerzas del orden ya demostraron que, con inteligencia, planeamiento y valiente ejecución, se puede vencer a enemigos incluso más poderosos que los actuales.
Así derrotaron al terrorismo a inicios de los noventa y lo sellaron con la espectacular y estratégica recuperación de la embajada de Japón en 1997. Esto confirma que si existe la capacidad necesaria, pero lo que falta es la voluntad y decisión.
¡Entonces, si no es por incapacidad, tendría que ser por estrategia!
¿Pero a quién le interesa que reine el caos?
Obviamente que a los rojos y rosados enemigos de la libertad y la economía de libre mercado. Y lo necesitan para poder imponer sus prácticas totalitarias y someter a la población.
Sin embargo, como han fracasado en sus intentos por la vía del terrorismo y de los levantamientos violentos, pareciera que están utilizando la estrategia de crear el caos permitiendo la proliferación desmedida del crimen y la delincuencia ciudadana.
No quiero quedarme sólo en la crítica y echar más leña al fuego sin dar algunas ideas de cómo se podría combatir eficazmente esta lacra, al menos en lo que respecta a la criminalidad ciudadana. Por eso aquí planteo algunas preguntas, cuyas respuestas son obvias y que si fueran resueltas por la autoridad con firmeza se tendría gran parte del problema resuelto.
- ¿De dónde salen tantas armas de fuego ilegales?
- ¿Por qué se permite el ingreso masivo de delincuentes extranjeros y por qué no se les deporta cuando cometen cualquier acto delictivo?
- ¿Por qué se dejan libres casi de inmediato a los delincuentes detenidos en flagrancia?
- ¿Por qué no se prohíbe llevar pasajeros en las motos (modelo del sicariato y robo al paso)?
- ¿Por qué se sigue permitiendo el uso de celulares en los penales desde dónde se dirigen las operaciones criminales?
- ¿Por qué se sigue permitiendo la venta clandestina de celulares robados y chips?
- ¿Por qué no se castiga ejemplarmente a los funcionarios públicos que permiten todo lo anterior?
Todos estos casos denotan una falta total de control “aparentemente voluntaria” de los responsables directos, pero también de las altas autoridades del gobierno que parece que prefieren ignorarlos y no actuar firmemente por motivos que no se entienden, pero que se intuyen.
¿Qué opinan ustedes, LO HACEN POR INCAPACIDAD O POR ESTRATEGIA? Lampadia