Jaime Spak
Para Lampadia
La semana pasada en el canal N, Vladimir Cerrón fue entrevistado por más de una hora.
En esa entrevista, el secretario general de Perú Libre expreso libremente su pensamiento marxista y los motivos por los cuales su hermano formo parte de la lista para la mesa directiva del congreso.
Evidentemente la presencia de Waldemar Cerrón, en la cuarteta que dirigirá los destinos del congreso por un año, resulta muy cuestionada.
Pero viéndolo desde el punto de vista político, fue una gran movida de los partidos de centro derecha, como APP, Fuerza Popular y Avanza País, de invitar a Cerrón, de tal manera que la lista opositora quedaría debilitada.
La contundencia de los votos para la elección de la lista liderada por Soto, así lo demostró.
Pero regresando a la postura de Vladimir Cerrón, justifico la presencia de su hermano, pues considero que ya era hora que la izquierda participe en la mesa directiva.
No le importo que este sentado con gente de pensamientos disimiles, solo siguió el pensamiento de Lenin “salvo el poder lo demás es ilusión”.
Nos gustaría ser testigos de modernidad en las ideas de izquierda.
Un gobierno de izquierda como el que dirigió Felipe Gonzales en España, permitió que con el enorme apoyo económico recibido a su ingreso en la comunidad europea, el país se modernizara de una manera impresionante.
El PSOE se modernizo que hasta la fecha tiene simpatizantes y en las elecciones del pasado 23 de Julio, a pesar de todos los pronósticos, el PP no ha podido obtener la mayoría para formar un nuevo gobierno.
Similar situación se presentó en Chile con gobiernos de izquierda moderna, que mantuvieron las reformas de la dictadura de Pinochet y el país siguió avanzando.
Lamentablemente la última elección de Boric, está trayendo abajo todo el crecimiento, pues en lugar de tener ideas progresistas, regresa al viejo manual comunista.
En vez de avanzar a la modernidad, está retrocediendo.
Cerrón es una persona inteligente y preparada, pero tiene su lado oscuro.
Lamentablemente esa preparación la ha logrado luego de su larga estada en Cuba y no ha podido contagiarse de la fiebre de la modernidad.
Todo aquel de ideas de izquierda que no comulga con las de Cerrón, es tildado de caviar.
Por ello, ahora está en una lucha directa con aquellos que se oponen a su pensamiento.
Si Cerrón pudiera practicar el pragmatismo verdadero, sería un líder positivo de izquierda.
Desafortunadamente, este señor no ha podido vacunarse contra la corrupción.
La cantidad de dinero encontrada en sus cuentas bancarias, al igual que las de su madre, no hacen sino demostrar que sus ideas retrogradas y la corrupción van de la mano.
Por más que trate de justificar lo injustificable, siendo dos veces gobernador regional de Junín, sus manos están manchadas, no de sangre sino de color verde del dólar.
Para gobernar el Perú, se requiere que la gente que accede al poder pueda seguir con el crecimiento económico que es sinónimo de combate a la pobreza y preocuparse por dar apoyo a las zonas menos favorecidas del país.
Cerrón insiste que con el cambio de Constitución, la situación cambia, emulando otra frase de Lenin:
“Una mentira repetida varias veces, se convierte en una gran verdad”.
Ver a su hermano Waldemar, hacer el espectáculo en la instalación de la junta directiva, con el puño en alto jurando por la asamblea constituyente, es un acto histriónico, para poner coto a las críticas de haberse aliado a la derecha para integrar la mesa directiva.
El único destino que le queda a la izquierda es modernizarse, y olvidarse del caviarismo y de las luchas internas.
Desde décadas atrás escuchamos el irónico mensaje de la izquierda unida.
Nunca ha sido unida.
Todos los lideres han formado sus propios partidos.
No tienen capacidad de contrición, no tienen paciencia para esperar sus momentos.
Quieren gobernar, no importa si son jóvenes, no saben darle tiempo al tiempo.
Un caso muy palpable de la incapacidad de esperar su momento fue Veronika Mendoza.
A los 31 años fue elegida congresista y solo cinco años después postulo a la presidencia de la república.
A pesar de ello logro el tercer lugar en los votos.
En lugar de trabajar para ser una líder importante de la izquierda, se empecino en hacer todo lo contrario.
Prueba de ello es que, en las elecciones del 2021, Mendoza acabo con escasos votos.
A su corta edad, ya no representa nada en la política.
La izquierda tiene ese síndrome de la incapacidad para ver el futuro.
Si desean ser gobierno, deben de modernizarse para no ahuyentar las inversiones, ni generar más sectarismo en la población.
Y lo más importante, que no tenga temor de aliarse con fuerzas de centro y progresistas para que puedan lograr el crecimiento del país como lo han hecho muchos países de Europa. Lampadia