Rafael Venegas
Para Lampadia
Para conseguir el éxito en cualquier emprendimiento se necesitan dos factores fundamentales: el material y el humano. Esto también es aplicable al proceso de desarrollo de los países, lo cual se demuestra al analizar a los que lo han conseguido.
Este mismo análisis también nos confirma que el factor humano es mucho más crítico que el material, ya que muchos de los países que lo lograron tenían grandes debilidades materiales, las cuales lograron superar gracias a que esgrimieron con mucho éxito las fortalezas de su factor humano.
En nuestra región y particularmente en nuestro país sucede lo contrario.
Tenemos enormes fortalezas materiales, ya que somos muy ricos y diversos en recursos naturales y nuestra geografía es privilegiada. Sin embargo, no hemos sido capaces de hacerlas valer debido al total fracaso de nuestro factor humano, que se ha comportado más bien como un FACTOR INHUMANO, ya que le ha negado el progreso al país y el bienestar a la población.
Vale la pena recordar que hace una década desperdiciamos irresponsablemente una gran oportunidad de encaminarnos hacia el desarrollo y la sostenibilidad. Muchos culpan de este retroceso a la pandemia, pero la verdad es que esta sólo fue el detonante de una serie de problemas embalsados, todos relacionadas a nuestro FACTOR HUMANO.
Y no me estoy refiriendo a la población en general, que es muy capaz, trabajadora y emprendedora, sino a la clase dirigente del país y a sus respectivos gremios, que se supone son los que tienen la mayor capacidad moral e intelectual y que, sin embargo, han mostrado una total impasibilidad, egoísmo y falta de participación en la marcha del país.
Debido a esta vergonzosa apatía, los malos peruanos que destacan por su incapacidad moral e intelectual se han aprovechado de la situación y disfrazados de políticos, han tomado por asalto al estado y sus instituciones para dar rienda suelta a sus inmoralidades, a costa del desarrollo del país y del bienestar de la población.
Hoy, mientras los comunistas (dizque progresistas) han tomado por completo la educación, han copado las instituciones públicas y han implementado una muy eficaz estrategia de difusión masiva y persistente de sus ideas y sus mentiras, los que creemos en la democracia, la libertad, la economía de mercado y el desarrollo del país, se lo hemos permitido con nuestra inaceptable pasividad e indiferencia.
Thomas Jefferson lo advirtió en su famosa frase “El precio de la libertad es la eterna vigilancia”. Sin embargo, nosotros no la hemos vigilado, ni la hemos defendido…más bien la hemos regalado.
Sin pretender acogerme al dicho “mal de muchos, consuelo de tontos”, es importante mencionar que nuestro caso es un calco de lo que ha sucedido en Chile, país que inició el camino hacia el desarrollo antes que nosotros y que estuvo muy cerca de conseguirlo.
Lamentablemente su factor humano también fracasó y por las mismas razones, como lo pronosticó varios años antes que sucediera, el escritor y politólogo chileno Axel Kaiser en su libro ¨La Fatal Ignorancia¨.
Él llama a este fracaso “la anorexia cultural de la derecha” refiriéndose a la incapacidad de defender las ideas de libertad que han mostrado los sectores tradicionales frente al avance ideológico progresista.
Definitivamente vale la pena leer el libro y otras publicaciones y lecturas relacionadas que él recomienda.
Tal vez de esta manera se pueda crear consciencia en la clase dirigente capaz para iniciar un esfuerzo de unidad para difundir y defender nuestras ideas. De esta manera, poco a poco, pero con mucha firmeza, se podrá contrarrestar a la maquinaria de propaganda progresista, que a estas alturas domina ampliamente el campo de las ideas.
Si lo logramos hacer, no será muy difícil desenmascararlos y neutralizarlos ante la población porque sus doctrinas e ideas son obsoletas, sus estrategias fallidas y no tienen ni un solo ejemplo de éxito que mostrar en más de cien años de existencia del comunismo. ¡Nosotros sí! Lampadia