Héctor López Martínez
Historiador
Para Lampadia
Entre las múltiples opiniones y arengas en favor y en contra de la mal llamada «toma de Lima», sería necesario recordar cuál es el significado de la palabra «toma» de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española. Este la define así: «Conquista u ocupación por la fuerza de una plaza o ciudad». Al referirse a plaza, obviamente, se refiere a un emplazamiento militar.
Lima ha sido ocupada estrictamente solo en dos oportunidades, como veremos más adelante.
Antes veremos que lo fue por el Ejército Libertador del general José de San Martin en 1821, que fue incruenta.
También fue incruenta la toma efectuada por el ejército del virrey La Serna en 1823.
Igualmente, durante el largo periodo de la pugna entre caudillos militares la capital del Perú fue ocupada sin que hubiera resistencia.
Hay, como ya dije, dos importantes ocupaciones de Lima. La primera fue de carácter internacional y tuvo lugar el 17 de enero de 1881 por el ejército chileno.
Luego de una intensa negociación diplomática se logró que el ingreso del invasor fuera incruento, pero previamente se habían librado dos batallas con gran número de víctimas en San Juan (13 de enero de 1881) y en Miraflores (15 de enero de 1881). La defensa de la capital estuvo presidida por Nicolás de Piérola quien había asumido el cargo de Dictador.
La segunda toma de Lima fue terriblemente sangrienta. Fue el epílogo de la guerra civil entre las fuerzas de la Coalición Cívico – Demócrata encabezada por Nicolás de Piérola quien actuaba como Jefe Supremo. El 17 de marzo de 1895, aprovechando la tupida neblina que envolvía a la ciudad, Piérola, revólver en mano, avanzó por Cocharcas al frente de sus montoneros para trabarse en una dura pelea con el ejército del general Andrés A. Cáceres quien ejercía de manera dictatorial la presidencia de la República.
Se combatió calle a calle y luego de dos días de lucha yacían dos mil muertos cuyos cuerpos comenzaban a descomponerse por el calor veraniego. Nuevamente la acción diplomática hizo posible una tregua y, posteriormente, Cáceres abandonó el país marchando al extranjero.
Estas dos son las únicas tomas de Lima, todo lo demás que se diga utilizando esa palabra es solo una repetida muestra de ignorancia. Lampadia