Por: Juan Stoessel
Perú21, 2 de Julio del 2023
“No retrocedamos ni permitamos que se regrese a la turbulencia de meses atrás. Sumemos esfuerzos”.
La semana pasada se dio a conocer el ranking de The World’s 50 Best Restaurants 2023. Como varios saben, tenemos no solo el restaurante #1 del mundo –por primera vez–, sino cuatro restaurantes peruanos en el top 50. Una magnífica noticia que nos recuerda el tremendo potencial de nuestro país, el valor de nuestras tradiciones, la rica diversidad, el brillo de nuestra creatividad. Lo que se inició hace un par de décadas, con Gastón Acurio uniendo a chefs, dueños de restaurantes, pescadores, agricultores para promover la comida peruana en todo el mundo hoy alcanza un hito histórico. Y nos demuestra que ¡sí se puede!, que los peruanos somos capaces de alcanzar las metas más ambiciosas.
Esta conquista tiene una gran repercusión para el turismo. Nuestra gastronomía es uno de los grandes pilares de la marca Perú. Un valor agregado versus otros destinos. Lima ya era considerada la capital gastronómica de Latinoamérica; este ranking lo reafirma categóricamente. Y contrario a lo que comúnmente se cree, los restaurantes top atraen diversos tipos de turista, no únicamente los de alto poder adquisitivo. Hay viajeros que se quedan en hoteles económicos o hasta hostels, pero tienen sus reservas en restaurantes, porque priorizan la experiencia de comer en un lugar renombrado sobre el alojamiento. Adicionalmente, el excelente posicionamiento de la gastronomía peruana crea innumerables oportunidades para que las provincias exploten sus comidas regionales como parte de sus propuestas de valor.
Otro aspecto significativo es que estas noticias ayudan a romper el ciclo de prensa negativa que circula desde hace un tiempo en la opinión pública extranjera: conflicto social, paros, inseguridad, viajeros varados, golpe de Estado, corrupción… Esto ha mellado la forma como nos ven los turistas. En ese sentido, temas como los World’s Best 50 o la reciente película de Transformers restauran y realzan nuestra imagen afuera. A nivel interno también nos aporta una muy necesaria inyección de confianza. Hemos atravesado una crisis larga y penosa, en la que por momentos parecíamos retroceder a lo peor de los 80. Incluso hemos visto gente muy preparada, muchos de ellos jóvenes, optando por irse del país. Estos triunfos nos recuerdan las inmensas posibilidades que nuestro país ofrece. No retrocedamos ni permitamos que se regrese a la turbulencia de meses atrás. Sumemos esfuerzos. Recuperemos la confianza en lo lejos que los peruanos podemos llegar.