Covid-19 (2)
Líneas abajo presentamos la segunda entrega del doctor Omar Neyra, experto en salud pública, que hace un balance de la gestión de la pandemia del Covid-19, que le costó la vida, innecesariamente, a una gran parte de los 220,000 peruanos que fallecieron en situaciones muy penosas.
Como podemos ver, el manejo político de la pandemia, prepotente, sin sustento científico, con efluvios de corrupción y desencaminado, determinó el fallecimiento de decenas de miles de peruanos, un empobrecimiento generalizado, y el agravamiento de una crisis política que genera una brecha insalvable entre los ciudadanos y sus autoridades.
Agradecemos a Omar Neyra su compromiso patriótico y su vocación educativa, que asume con valentía y pundonor.
Omar Neyra
Doctor en Salud Publica
Para Lampadia
“El que no conoce su historia, está condenado a repetirla”
Filósofo español Jorge Ruiz de Santayana
En la primera entrega, narre con hechos como se inicia la pandemia en el Perú, con una serie de errores que nos llevaron a ser al país con la mayor tasa de letalidad del mundo.
El primer y principal error fue la decisión política de Martin Vizcarra, Presidente del Perú, de apostar como estrategia de diagnóstico la compra de millones de pruebas rápidas, que como se advirtió y evidenció, no solo fueron inútiles, sino también, dieron falsos negativos.
Al no diagnosticar la presencia del Virus, miles de peruanos no pudieron acceder a un tratamiento hospitalario oportuno (con los síntomas iniciales). Cuando llegaban tardíamente a la atención médica, ya era muy difícil revertir la sintomatología avanzada y como consecuencia, los pacientes fallecían.
A esto, se sumaron otra serie de estrategias sanitarias que sin mayor sustento científico o contra este, se tomaron y fueron dura y absurdamente implementadas, siendo una de ellas, como fue reconocido mundialmente, una de las cuarentenas (aislamiento social) más amplias, largas y duras del mundo.
Es compresible y hasta necesario que los primeros días, frente a un hecho de esta magnitud, que se tomara esta decisión, tal vez hasta 30 días daba un tiempo prudente para fortalecer el sistema sanitario, implementar diversas estrategias y de ahí con todo ya el conocimiento pudo evitarse esta forma de aislamiento “draconiano” que fue implantado en el Perú.
Pero fue todo lo contrario, malinformando, desinformado y utilizando información equivocadamente, esta “primera” cuarentena duro casi 4 meses, donde las personas fueron obligadas y recluidas en sus hogares 24 horas al día, imposibilitados de toda actividad, especialmente los NIÑOS, que es en mi opinión, la gran deuda de nuestra sociedad para con ellos.
Privar de todo tipo de actividad y vivencias a los niños, fue lo más nefasto que se pudo hacer, las mascotas podían salir unos minutos a los parques, pero los niños fueron aislados no solo estos 4 primeros meses sino durante 2 años, este aspecto lo trataremos en una entrega especial dedicada, a lo que en mi opinión es el mayor desastre en la covid-19, más allá de la dura mortalidad que se presentó.
Si las cuarentenas implementadas, no se acompañaban con una fuerte y solida estrategia sanitaria (vigilancia y cercos epidemiológicos, pruebas moleculares, rastreo con inteligencia sanitaria y otras), no serían útiles, nunca tuvieron un sustento científico valido, como lo evidenció el CDC (Centers for Diseases Control and Prevention) de USA:
A esto se suma, que la cuarentena se acompañó de medidas realmente absurdas, como la de imponer toque de queda por género para hacer compras básicas de alimentos.
Realmente, cuando se hace el análisis retrospectivo y se mira lo sucedido, solo nos queda la reflexión de como pudimos permitir que la gestión Vizcarra tomara medidas como esta, incomprensible desde todo punto de vista. Pareciera que quienes estaban en la gestión estaban en una realidad paralela, como iba a ser posible que la salida de hombres unos días, y de mujeres otros días, podría controlar el contagio o el nivel de la enfermedad y que los domingos ninguna persona pudiera salir a realizar compras de alimentos. Todo ello, solo ocasionó una mayor tugurización en los mercados, en espacios cerrados, por lo tanto el contagio seguía imparable.
Otra medida irresponsable fue que los miembros de la Policía Nacional, sin el mayor conocimiento y entrenamiento en bioseguridad, fueran los encargados de hacer el control de personas, muchas ya contagiadas, encarcelarlas en sitios tugurizados, sin ventilación, enviándolos tan solo dotados con las INSERVIBLES MASCARILLAS DE TELA. El resultado fue que centenares de policías terminaron contagiados y muchos fallecieron por estos procedimientos que no tenían mayor valor en el control de la pandemia.
Y finalmente, como producto de esta cuarentena tan larga y draconiana, tuvimos fallecidos colaterales, no directamente como producto del contagio, sino por estas medidas, y el comportamiento de personas, como es el caso de las muertes en la discoteca de los Olivos, muertes que se pudieron evitar de no existir estas medidas absurdas.
Lo que trato de evidenciar, es que esta política sanitaria restrictiva, poco o nada útil para el control de contagios, no tenía sustento alguno, es más, sabíamos que tendríamos mayores daños y mortalidad directa e indirecta por otras enfermedades. Así se evidencia en un reciente artículo publicado esta semana en prestigiosa revista científica “NATURE”:
En las próximas entregas analizaremos el absurdo cierre del primer nivel de atención de salud, el problema de oxígeno, casi único en el mundo, vacunas y otros aspectos que debemos recordar, para no volver a repetirlos. Lampadia