Por: Miguel Palomino, Presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE)
La República, 22 de Marzo del 2023
«¿Es un fracaso que la pobreza caiga de 56% a 20% de la población? ¿Crear más de 6 millones de empleos por tener la más alta tasa de inversión es un fracaso?…”.
Hay una cosa que siempre es la más importante para determinar la situación económica de un país: el empleo. Hay otra cosa que es casi igual de importante, pues sirve para determinar en qué dirección va un país: la inversión. Las demás cifras económicas sirven para explicar por qué el empleo y la inversión son lo que son y nos dan detalles para entender mejor cómo se comportan, pero para casi toda la población estas dos son las que más importan.
Así, si en un país el empleo es abundante y atractivo, las cosas ya van muy bien. Si además hay mucha inversión, el futuro de ese país se ve prometedor porque la inversión creará más empleos de calidad creciente que generarán mejores condiciones de vida.
Un país puede encontrarse con esta situación ideal, pero comenzando desde un nivel muy bajo. Por ejemplo, en 1953, el producto por habitante de Corea del Sur era la mitad de el de Perú. Sin embargo, en solo 70 años, en 2022, tiene casi cuatro veces la producción por habitante del Perú. La lección a aprender aquí es que no importa la situación de la cual se parta, sino la constancia para seguir mejorando en el largo plazo.
Por supuesto que Corea del Sur enfrentó innumerables problemas durante este tiempo (presidentes en la cárcel por corrupción, huelgas tremendas y crisis económicas), esto no es un cuento de hadas, pero mantuvo el rumbo de creación de empleo.
Comenzando en la década del 90 y hasta el 2015, en solo 25 años, el Perú tuvo la tasa de crecimiento más alta de América, redujo su nivel de pobreza más que cualquier país y tuvo la más alta tasa de creación de empleo y de inversión. Partiendo del nivel en que estábamos, estos magníficos resultados obtenidos nos dieron pase a un país donde por primera vez la clase media era la más numerosa.
Pero a este resultado extraordinario hay quienes lo consideran un fracaso. Afirman que el “modelo neoliberal” no ha funcionado. ¿En qué? ¿Es un fracaso que la pobreza caiga de 56% a 20% de la población? ¿Crear más de 6 millones de empleos por tener la más alta tasa de inversión es un fracaso? La población ocupada entre 1991 y 2015 creció más de 110%, mientras que la población total creció 36%. ¿Eso es fracaso?
Esta semana salió publicada la cifra de empleos del 2022, año en que por fin tuvimos más empleos que hace tres años en 2019. Pero lo preocupante de esas cifras está en notar qué ha aumentado y qué ha disminuido.
Primeramente, desde el 2019, el empleo en establecimientos de 1 a 10 trabajadores ha crecido en 7%, pero ha disminuido en 9% el empleo en establecimientos de 50 a más trabajadores. Lo importante de esta diferencia es que se estima que la productividad del segundo grupo ¡es 9 veces la productividad del primero! Lo mismo vemos al constatar que el número de empleos para los trabajadores con secundaria completa ha aumentado 10%, pero el empleo de quienes tienen educación universitaria ha caído más de 4%.
Esto se verifica con los datos de ingresos para trabajadores urbanos (no existen datos de ingresos rurales todavía) que señalan que ¡el ingreso real promedio de todos los trabajadores ha caído casi 13% desde el 2019! Todas las categorías de empleo, por género, por edad y por nivel de educación han visto reducidos sus ingresos. Lo que está pasando es que los trabajadores están encontrando empleo donde pueden, con ingresos menores debido a su menor productividad.
Independientemente de la pandemia, esto es lo que nos depara el futuro desde el caos generado por Martín Vizcarra, seguido por la desastrosa gestión de Pedro Castillo. Felicitaciones, el discurso anti inversión ha dado sus frutos: la inversión se ha tornado negativa.
¿Quién va a crear empleos de calidad ahora? De no dar una vuelta de timón y alentar la inversión el futuro de los trabajadores peruanos no ofrece muchas esperanzas.