Por: Fernando Cáceres Freyre, Director de Síntesis Consultoría
Gestión, 22 de Marzo del 2023
Dejemos que siga siendo la competencia entre aerolíneas la que nos siga beneficiando.
Un auto no puede venderse sin tapiz en los asientos ni con tres llantas, pero puede venderse aparte un tapizado de cuero o una parrilla para llevar carga en el techo.Estos ‘extras’ pueden ser gollerías o necesidades.
Por ejemplo, si manejo un taxi remisse, puedo necesitar ponerle cuero, y si tengo una familia grande, puede que necesite transportar mayor carga. Se trata de preferencias individuales, que solo pueden ser evidenciadas a través de la elección de cada consumidor que mejor satisface sus necesidades.
Algo similar ocurre cuando compramos un pasaje aéreo. No se puede vender un pasaje sin derecho a usar el baño, pero sí puede venderse como extra un asiento con más espacio para las piernas o el poder llevar más o menos peso en la cabina.
Las personas más grandes tenderán a pagar más por los asientos más amplios (me ocurre), mientras aquellos que necesiten salir más rápido del aeropuerto podrán elegir no enviar maleta de 23 kg en bodega, sino un carry-on de 10kg en cabina. Y así.
La Comisión de Transportes y Comunicaciones del Congreso ha aprobado una iniciativa que prohíbe que al viajar en avión pueda pagarse por esos servicios adicionales, obligando a que todos paguemos lo mismo (dentro de la clase en la que viajemos).
Nótese que, según estiman los gremios aéreos, 7 de cada 10 peruanos elige actualmente viajar con la tarifa más económica, mientras que los otros 3 pagan extras, como asientos más grandes o ubicados próximos a la salida y equipaje de mano más pesado en cabina. No hay que saber de ciencia espacial o hacer un estudio econométrico para prever el impacto de esta medida. Una sola tarifa para todos hará que el 70% pague más por sus pasajes y el 30% menos; además de no poder satisfacer necesidades especificas.
Estas iniciativas no mejoran sino empeoran la vida de las personas. Buscan mayor igualdad hacia abajo (todos peor), no hacia arriba (todos mejor). Lamentablemente, ya en congresos anteriores se han aprobado iniciativas similares.
Por ejemplo, en 2021, el congreso estableció topes a las tasas de interés. El BCR en diversos informes ha explicado los efectos negativos que esta medida viene generando en la población a la que busca proteger. A mayo de 2022, estimó que 226 mil clientes se han quedado sin acceso a préstamos, y a diciembre de 2022 se redujeron los créditos menores a S/3,000 de manera considerable por los topes a las tasas de interés.
Algunos datos del periodo posterior a que se abriera este sector a la competencia. Del 2001 al 2019 se incrementó en más de cinco veces la cantidad de peruanos transportados a nivel nacional (LAP-AETAI), y entre 2011 al 2021 se redujo a la mitad la tarifa promedio a nivel nacional (IATA).
El sector aeronáutico, que es competitivo, puede tener múltiples problemas que enfrentar de cara a mejorar la atención a los consumidores, pero el de los servicios adicionales no es uno a abordar. Dejemos que siga siendo la competencia entre aerolíneas la que nos siga beneficiando. Y al Congreso, no me defiendas, compadre.