Por: Mariela García de Fabbri, Directora gerente general de Ferreyrocorp y miembro de WCD
Gestión, 14 de Febrero del 2023
“Las juntas de accionistas no son únicamente espacios para cumplir con obligaciones societarias, sino que deben convertirse en espacios donde se fomente el diálogo”.
Una de las funciones más relevantes del directorio es la supervisión de la adopción de prácticas de buen gobierno corporativo. Dentro de ellas está la obligación del directorio de convocar a la junta de accionistas, para dar cuenta de la gestión del año y para que los accionistas tomen decisiones que le competen solo a ellos, y cuya implementación por parte de la gerencia deberá también ser, posteriormente, supervisada por el directorio. En dicho foro, además de la rendición de cuentas, se refuerza una conexión que facilita el alineamiento de intereses. Entonces, las juntas de accionistas no se limitan a ser un espacio para cumplir con ciertas obligaciones societarias, y se convierten en un espacio de diálogo.
En consecuencia, los directores deben velar para que este proceso genere valor a la empresa. Por ello, las juntas deben ser organizadas con suficiente tiempo y con mucha dedicación y cuidado, comenzando por mantener actualizada la matrícula de accionistas para que se pueda ubicar a la mayoría de ellos y, así, facilitar su participación en la sesión. Además de cumplir con la obligación de publicar avisos en diarios, se debe hacer un esfuerzo adicional y usar otros medios que sean efectivos en difundir información. Los canales digitales hoy complementan los medios tradicionales y nos pueden ayudar a conseguir un mayor alcance. Según la Ley de Sociedades, el quorum para realizar juntas de accionistas es de 50%+1. Hoy existen empresas peruanas que logran asistencias directas o vía representación de más de 75%. Cabe destacar que es ya una buena práctica en empresas peruanas que se limite la cantidad de poderes que recaen en los miembros del directorio.
De vital importancia es también la definición de los temas a discutir en la sesión -la agenda de la junta- y el contenido que será proporcionado antes y durante la sesión, al desarrollar cada una de las propuestas, permitiendo que los accionistas puedan ejercer su derecho de voto con la suficiente información. La temporada de juntas está a un mes de producirse y los directorios están a tiempo de asegurarse que se produzca información transparente y suficiente, y se difunda de manera oportuna.
Al llegar el día de la junta, el desarrollo de la sesión debe producirse en un ambiente de confianza y de apertura, donde se promueva el diálogo y se aliente a los accionistas a brindar sus comentarios y recomendaciones o plantear preguntas.
Cabe señalar que hasta el año 2020, antes del confinamiento por covid, la gran mayoría de empresas realizaba las juntas de manera presencial y en su sede social. La pandemia aceleró un cambio que hoy facilita la participación de más accionistas, especialmente de los inversionistas extranjeros. En su mayoría, los estatutos fueron modificados para que las juntas puedan ser virtuales o híbridas, con lo cual a la vez se ha facilitado el voto a distancia, contándose en la actualidad con plataformas suficientemente sofisticadas que dejan registro de la votación punto por punto.
Recordemos entonces que el directorio es responsable de promover y facilitar los elementos críticos de una junta exitosa. La temporada recién empieza. Nos vemos en marzo.
Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.