Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Este es en realidad un viejo dicho, pero definitivamente encierra una tremenda sabiduría popular.
Nos encontramos nuevamente en una de esas crisis política y social, a las que parece que ya nos estamos acostumbrando. En estos últimos cinco años, hemos tenido cinco presidentes, tres congresos y en menos de un año y medio, 100 ministros. Todo un récord digno de un país subsahariano. Otra vez, nos estamos viendo obligados a recortar el mandato presidencial y congresal, pero en medio de un conjunto de normas políticas y reglas electorales “construidas” por el enemigo.
Las reglas de la democracia indican, que la Constitución y el marco legal bajo el que se elige a las autoridades se respeta absolutamente. Que los electores, al votar, asumen una alta responsabilidad de las consecuencias de su voto. Por lo tanto, está implícito y claro que, si eliges un mal gobierno, tendrás que asumir las consecuencias de tu mala elección. De otra manera, nunca asumirán responsabilidades, ni madurará la ciudadanía.
En el Perú, desde que se instauró la revocatoria de los alcaldes, regidores municipales y gobernadores y concejales regionales, se dio rienda suelta a una cultura chicha y se inició el deporte de la revocatoria y vacancia de estos, a manos y por iniciativa de los que perdieron la elección. Esta mala cultura/costumbre de los niveles subnacionales, lamentablemente se está trasladando a nivel presidencial mediante un proceso de vacancia que, en mi concepto, debiera ser reemplazado por un “impeachment”, gatillado por una falta grave del presidente. Pero para que esto sea manejado razonablemente y sin apelar a un comportamiento de “barra brava”, por parte de los “vacadores”, debiéramos contar con dos cámaras: una acusadora, que sería la cámara política o de diputados y otra que evalúe la falta y tome la decisión, que sería el Senado.
Este solo cambio, obliga a que se promueva una carrera política y se pueda actuar con mayor serenidad y reflexión. Por eso se hace indispensable regresar a la reelección indefinida de los congresistas, teniendo en cuenta que eso obligaría a que:
- Los congresistas tengan un mejor comportamiento si aspiran a su reelección.
- Para que sientan su permanente evaluación, el 50% se debe renovar a los 2.5 años.
Debemos tener en cuenta que históricamente, se reelige sólo de 15 a 20% de los congresistas, eliminando al resto.
Sería ideal incorporar muchos cambios constitucionales, para corregir los errores cometidos y los daños políticos infligidos durante los últimos años, a base de populismo. Es claro que los cambios se encaminaron a destruir los partidos políticos y, con ellos, la democracia. Pero lo importante, ante la presión por elecciones anticipadas, es promover el mínimo de cambios constitucionales y tratar de corregir los problemas con cambios legales o reglamentarios.
Por ejemplo, para que los partidos políticos asuman responsabilidades en la selección de sus candidatos y, de otro lado, asegurar el comportamiento político de los congresistas, debiera modificarse el reglamento del Congreso y aplicar el principio de “la silla vacía”. Esto significa que, si un congresista abandona la bancada en la que resultó elegido, este deje de ser congresista y el partido no tenga derecho a reemplazarlo por un accesitario. Estoy seguro que siendo así, pasarán por un buen tamiz a sus candidatos. Obviamente, esto pasa también por eliminar el voto preferencial, pues sólo así el partido puede hacerse responsable de los candidatos que puedan llevar en sus listas, con posibilidades de ser elegidos.
Otro elemento que puede corregirse sin modificación constitucional, es el referido al financiamiento de los partidos políticos. Hoy en día, teniendo en el Perú una economía altamente informal e ilegal, se ha eliminado -para fines prácticos- el financiamiento privado de las empresas a los partidos, dejando así, la cancha libre y desnivelada en favor del financiamiento proveniente de todas las actividades ilegales. Eso explica claramente el por qué hemos tenido un presidente como Castillo, congresistas y autoridades regionales y municipales que van llegando a esos cargos, sin que se pueda competir de igual a igual con ellos en ese campo. Obviamente, la inmensa mayoría, ligados a la extracción ilegal de minerales, trata de personas, tráfico de drogas, tala ilegal, extorsión y contrabando, entre otros.
En paralelo, debemos hacer un esfuerzo genuino por “peruanizar” nuestras fronteras, fomentar la presencia activa del Estado en esas zonas es fundamental. Lamentablemente, hoy en día, esta ausencia está acercando nuestras poblaciones y su conexión educativa, de salud y económica a vecinos como Bolivia, Brasil y Colombia. Por ejemplo, la pertenencia étnica transfronteriza, trae como consecuencia una influencia política y cultural que conecta a nuestros ciudadanos, mediante lazos familiares, amicales y comerciales, con gobiernos y movimientos políticos extranjeros, como el MAS de Bolivia, que se irradia desde Puno a Moquegua, Tacna, Arequipa, parte de Cusco y Apurímac.
Lo que observamos hoy, es el resultado de una inercia de muchos años, en que hemos estado de espaldas a la sierra, la selva y hemos abandonando la educación. Ahora eso nos está estallando en la cara, con un reclamo popular de nueva Constitución, promovido por la izquierda radical. ¿Las universidades han fomentado si quiera el estudio y debate académico de nuestra Constitución? La respuesta es que NO, lo cual es vergonzoso y esta es la consecuencia.
La pregunta es ¿estamos listos, sectores público y privado, para dar la batalla cultural y “peruanizar” nuestras fronteras y nuestra educación.
Creo que esta es una de nuestras últimas oportunidades para trabajar en recomponer el tejido social del Perú y, para esto, debemos despojarnos de egoísmos y trabajar urgentemente en un frente democrático y republicano, formado en cabeza de alguno de los partidos existentes, agrupar a los líderes, actores políticos y técnicos comprometidos con el objetivo y dar la batalla.
Debemos prepararnos para unas muy prontas elecciones, incluso simplificando procesos, y para eso, debemos tener visión, objetivos, metas, plazos y estrategias.
Recordemos que: “Lo perfecto es enemigo de lo bueno” y los tiempos no ayudan. Lampadia