Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Presionada por comunistas y caviares, Dina Boluarte despidió al coronel EP (r) Juan Carlos Liendo, al que ella misma había nombrado como jefe del servicio de inteligencia (Dini) un par de semanas antes. Uno de los desatinos más importantes de los varios que ha cometido en el poco tiempo que lleva en el gobierno.
En primer lugar, el pretexto que ha dado –repetido a coro instantáneamente por los caviares- es totalmente absurdo, que Liendo no le proporcionaba inteligencia adecuada. Es imposible que en tan corto tiempo se pueda comprobar si la información que le transmitía la Dini era de calidad o no.
Pero lo más importante es que la Dini está en escombros después de caer en las manos de la banda de delincuentes encabezada por Pedro Castillo, que saqueó los fondos de la institución y la puso al servicio de los intereses delictivos de esa gavilla. Peor todavía, el anterior jefe era un socio de Sendero Luminoso. Reconstruir el servicio llevará tiempo.
Pretender entonces que la inteligencia no servía es solo una pobrísima e increíble excusa para una decisión que, como es obvio, tiene por objetivo aplacar a comunistas y caviares. Propósito que no logrará, evidentemente.
En segundo lugar, el momento de la decisión es el peor imaginable. Ceder ante sus antiguos socios, hoy enemigos mortales, en víspera de una nueva asonada que busca desalojarla del gobierno provocando muertos y heridos, es una de las necedades más notables que se le podía ocurrir a la incompetente Boluarte.
Eso les da un enorme impulso a todos los descontentos con el desalojo del delincuente hoy recluido en Barbadillo. Si con solo pedir un cambio, sin fundamento razonable alguno, lo consiguen, atacando a las fuerzas del orden, bloqueando, quemando y saqueando, creerán que pueden obtener todo lo que quieran.
En tercer lugar, se empieza a repetir la nociva rotación en cargos importantes que caracterizó el desastroso período anterior. No ha transcurrido ni un mes desde que se instaló en Palacio, y Boluarte ya cambió al PCM, a los ministros del Interior y Defensa y a un par más que renunciaron, además del jefe de inteligencia.
Y demora en expectorar a muchos altos funcionarios y diplomáticos de infeliz desempeño.
También en vísperas de la nueva algarada crea un “comisión de reparaciones”, no para compensar a los centenares de policías y militares lesionados –algunos gravemente- por las turbas, ni a los que se vieron afectados o perdieron sus negocios o propiedades por efectos de la violencia de las hordas de comunistas e ilegales, sino a los familiares de los que perdieron la vida o fueron heridos cuando atacaban a las fuerzas del orden o asaltaban aeropuertos o instalaciones.
Esa comisión también se convertirá en un instrumento para abalanzarse contra las fuerzas del orden, porque no solo pedirán dinero, sino también sanciones para militares y policías que hicieron uso reglamentario de sus armas para detener la furia destructiva de los vándalos y evitar que paralicen el país.
En suma, esta experiencia por lo menos debería servir para que varios opositores que quedaron prendados de la ex socia de Castillo, moderen sus infundadas expectativas. Como señalé cuando se instaló en Palacio, “Dina Boluarte es más taimada y astuta que su compañero de fórmula, pero solo un poco menos incompetente que él” y encabeza un gobierno “que parece no tener el liderazgo ni la capacidad para enfrentar las tormentas que se avecinan”. (Expreso, 12/12/22). Lampadia