Por: Yesenia Álvarez
Perú21, 28 de Octubre del 2022
“Es esperable que gobiernos así tengan este abuso emocional premeditado, algo que se corresponde bien con el populismo y el autoritarismo. Ellos lo saben y juegan a desgastarnos”.
Pedro Castillo es un personaje tóxico. Las constantes crisis políticas que genera afectan los derechos fundamentales a la paz, a la tranquilidad, a la integridad moral y psíquica de los peruanos, protegidos en los incisos 1 y 22 del artículo 2° de nuestra Constitución.
Es cierto que ejercer la ciudadanía requiere fortaleza de ánimo frente al ejercicio de poder de los gobiernos, pero no es lo mismo ejercer la ciudadanía frente a gobiernos que tienen vocación democrática, que empatizan con el rol fiscalizador de los ciudadanos, de la prensa y de los opositores, que aquellos como el del presidente Castillo que polariza, que se niega a rendir cuentas y a respetar las instituciones del Estado de derecho.
En una columna anterior (Gaslighting político del Gobierno, 18.03.2022) me he referido a la manipulación que ejerce el gobierno ante los cuestionamientos ciudadanos, y ello persiste. Todos los días desde Palacio nos mienten, y no importa qué tan obvio sea el engaño, cualquiera que critique al presidente es etiquetado como parte de un complot golpista.
Es esperable que gobiernos así tengan este abuso emocional premeditado, algo que se corresponde bien con el populismo y el autoritarismo. Ellos lo saben y juegan a desgastarnos. No lo hacen solos, tienen operadores políticos con la posibilidad de influir en la agenda mediática y en redes sociales. Los más peligrosos son quienes parecen ayudar contra el poder, incluso se autodenominan opositores, pero siempre blindan a Castillo.
Otros son sus abogados siniestros que ridiculizan marchas de protesta y desean que las voces críticas se vayan apagando hasta llegar al silencio. Si lo analizan bien, a nadie con vocación democrática se le ocurriría plantear que voces que protesten contra el poder se apaguen.
Este es un gobierno que está quebrando política, económica y psicológicamente a sus ciudadanos. De a pocos y entre algunos aplausos. Por eso muchas personas se sienten agotadas de luchar, que llegaron a su tope y que necesitan un respiro. Y tienen razón, estos poderes corruptos no solo corrompen sino también rompen, rompen el ánimo y quiebran moralmente. La maquinaria de poder y comunicación que debería estar al servicio de los ciudadanos es puesta en nuestra contra en una relación abusiva que se alimenta de enfrentarnos y que solo trae energía negativa.
El daño emocional que genera el gobierno de Castillo es imperdonable y en estos tiempos aciagos para la política peruana nos toca poner entereza y fortaleza de ánimo. Paciencia, no hay que cansarnos de señalar sus mentiras. Mil veces las dicen, mil veces las desmentimos. Aunque sea agotador prueben tomar un respiro, pero regresen, solos no podemos con la hegemonía discursiva cínica del poder, y lo peor que podemos hacer ante el engaño y el abuso de este gobierno es guardar silencio por cansancio.