Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Siempre nos preguntamos
¿Por qué estamos cada vez peor en el Perú?
¿Por qué tenemos cada vez peores gobernantes?
¿Por qué elegimos tan mal?
¿Por qué cualquier cretino puede engañar tan fácilmente a nuestros electores?
¿Por qué cualquier delincuente “fiu fiu” puede ser considerado un héroe?
¿Por qué nuestros conciudadanos podrían estar dispuestos a votar por un asesino y secuestrador sentenciado?
Me parece, luego de analizar diferentes razones, que la causa principal está en los niveles de anemia infantil tan alta que se mantiene por años en nuestro país. Cualquiera me dirá: ¿Qué tiene que ver la política con la anemia?
Pues bien, el problema consiste en que, dentro de los primeros tres años de edad, el cerebro se desarrolla hasta entre un 80 a 85% y se genera la mayoría de conexiones neuronales (sinapsis), proceso que requiere un adecuado nivel de oxigenación.
La anemia se define como un estado de bajo nivel de glóbulos rojos y hemoglobina, elemento que transporta el oxígeno al cerebro y, si ese nivel no es el adecuado, el proceso de desarrollo intelectual del niño será mucho menor del requerido y además será irreversible para el resto de su vida. No sólo eso, sino que el individuo no será capaz de regular sus emociones en situaciones de frustración, ni de establecer límites en su comportamiento conductual.
En el Perú, entre los años 2000 y 2005, hemos mantenido un 60 a 62%* de población infantil anémica, especialmente en la población rural y si bien algo ha bajado circunstancialmente, el promedio se mantiene por sobre el 40%, pero en la población rural, sobre el 50%. Aún con las estadísticas más recientes, Puno mantiene 69.9% de población infantil anémica, Cusco 57.4%, Huancavelica 54.2%, Ucayali 53.7%, Loreto 53%, Junín 52.6%, Madre de Dios 51.4% y Pasco 50.2%.
Por lo antes mencionado, es que en los colegios mantenemos tan bajos niveles de comprensión lectora, de resolución de operaciones matemáticas, razonamiento verbal y resolución de problemas matemáticos y estos, se ven ratificados en los maestros de escuela, incapaces de aprobar un examen de esa naturaleza. Así lo vamos comprobando durante estos ya largos 14 meses con el señor Pedro Castillo.
Lo más grave, es que, según el INEI, sólo el 35.9% de la población menor de seis años es capaz de regular sus emociones en situaciones de frustración y de establecer límites a su comportamiento (64.1% no las controla y esto se vuelve una característica permanente), esta es la otra cara de la moneda de la anemia, lo cual es grave y explica muchas cosas, entre otras, la violencia de sus protestas. Obviamente, quienes asesoran a los “Castillos y Antauros”, han estudiado esta situación y la manejan en su favor.
En primer lugar, los niños con anemia infantil de los años 2000 a 2005, son los jóvenes votantes de hoy, lo que explica los resultados y tendencias electorales. Chicos incapaces de comprender ideas adecuadamente y de hacer correctos procesos de razonamiento lógicos, además de haber desarrollado ese descontrol emocional ante las frustraciones. Son altamente manipulables y se les puede vender ideas trasnochadas, absurdas y demagógicas, puesto que las aceptarán con facilidad. Son terreno fértil para el populismo y no contrapondrán otros conceptos que requieran mayor análisis, además de admirar las actitudes matonescas.
Esa es la principal razón por la que Castillo y Antauro van a Puno, Cusco, Apurímac, Madre de Dios, Ucayali y Loreto con sus mensajes y ofertas gaseosas, que no plantean objetivos medibles, con metas y plazos concretos para realizar la mejora que tanto se espera, pero nadie analiza, ni discute sus mensajes. Obviamente, no se atreven a hacer lo mismo en Lima, pues la pifia sería mayúscula y quedarían en ridículo.
Ante lo dicho, es evidente que, como ciudadanos, tenemos una tarea pendiente, que el Estado, tan mal manejado como está, no podrá enfrentar. Los ciudadanos que queremos salvar los destinos de nuestra patria, liberándola de las garras de esta clase delincuencial, tenemos que involucrarnos en un trabajo serio, para bajar radicalmente la anemia infantil.
En las poblaciones rurales de la selva y sierra, en primer lugar, debemos resolver los problemas de calidad de agua para el consumo humano, pues las enfermedades diarreicas agudas en poblaciones infantiles, son el peor enemigo del combate a la anemia.
En segundo lugar, debemos trabajar a nivel nacional, en un control y seguimiento de la alimentación infantil y controles permanentes de sus niveles de hemoglobina, para asegurarnos el adecuado desarrollo cerebral y su funcionalidad.
Por supuesto que se puede bajar fuertemente los niveles de anemia. Ya durante el segundo gobierno aprista, se redujo la anemia infantil total, a 41.6% al 2011 y lo hizo con un programa intensivo de nutrición infantil, que duró dos años y cuyo efecto colateral fue la reducción de la anemia. Lamentablemente, la falta de continuidad en los sucesivos cambios de gobierno, ha impedido desaparecerla y más bien, rebotó hasta un 46.8% en el gobierno de Humala, para finalmente estancarse en las cercanías del 40%.
Si queremos salvar el futuro del Perú, debemos concentrarnos en principio, en la población de niños menores de 5 años, especialmente de 0 a 3 años, con alimentación adecuada, prevención y control de enfermedades diarreicas agudas, controles periódicos de sus indicadores de hemoglobina, acciones que debieran luego ir acompañadas del aseguramiento de una adecuada educación inicial, deporte y nutrición.
Esta es una tarea URGENTE e IMPORTANTE para recuperar a nuestra patria y salir del círculo vicioso en que nos encontramos. ¡Tenemos que organizarnos! Lampadia
*Fuente estadística INEI