Por: Mirko Lauer
La República, 18 de Julio del 2022
“Conviene notar que en sus diatribas Castillo evita lanzarse contra las personas que vienen denunciándolo, a él y a su entorno. Los periódicos y las encuestas son entidades abstractas en comparación con lo que puede aportar un colaborador eficaz bien ubicado…”.
A Pedro Castillo le gusta decir que han pasado tantos meses, y no aparece una sola prueba en su contra. Ahora desde Ayacucho se ha jactado de que nada aparece contra él en 11 meses. Este tipo de frase es el contrario de otras en que Castillo pide que lo investiguen, porque se considera inocente, o así le han dicho sus abogados.
Lo que Castillo no le cuenta a su público es que la prensa recoge cada vez más denuncias de cuestiones legales en su entorno, y que la fiscalía está investigando esas y otras denuncias. No necesariamente todo terminará en una prueba condenatoria, pero lo acumulado hasta aquí habla de un futuro judicial de pronóstico reservado.
¿Por qué Castillo aparece tan segurola, flagelando enloquecido como rondero en Ayacucho? Tal vez porque, como dice, él no cree ni en las encuestas ni en los periódicos. Pero si eso fuera cierto, no estaría tan furioso con ambas actividades, en las que se ven reflejados su impopularidad y su peligro, crecientes ambos.
Quizás alguna raíz de memoria Fenatep le produjo un estallido de torpe demagogia en Ayacucho, donde ofreció “Quitarles la mamadera a los políticos tradicionales” y preguntó al respetable si creía en encuestas y periódicos (por supuesto que no). Que diga el prófugo Silva qué familia es adicta a la mamadera.
Como los ayacuchanos asistentes al discurso de Castillo dicen no creer en periódicos ni encuestas, entonces o no frecuenta a ninguno de los dos, o simplemente le están mintiendo al político que ha llegado a ofrecer cosas. Entonces todo bien. El orador puede decir lo que le da la gana, y el público también.
Conviene notar que en sus diatribas Castillo evita lanzarse contra las personas que vienen denunciándolo, a él y a su entorno. Los periódicos y las encuestas son entidades abstractas en comparación con lo que puede aportar un colaborador eficaz bien ubicado, o incluso un pariente bien molesto por la ingratitud presidencial.
El tema en estos asuntos no es creer o no creer, sino evaluar el peso de lo que ya ha sido revelado, más las reacciones del político a esas revelaciones. Por último, que Castillo no pida tantas pruebas, que estas van a terminar llegando. Puede comparar su situación de hoy con la de hace 11 meses, y sacar cuentas.