Por: José Luis Gil
Perú21, 30 de junio del 2022
No se quejen después si los peruanos hacen que emerja un líder que traiga abajo, para siempre, sus sueños eleccionarios.
Al maltrecho gobierno de Pedro Castillo parece “no entrarle balas” por ningún lado. La desvergonzada posición del inquilino de Palacio que resiste cuanto “misil” noticioso lanzan los medios de comunicación (incluyendo los afines), respecto de sus actos de corrupción, no lo conmueven ni por asomo. Y es que claro, su poder reside en el blindaje traicionero de un grupo de congresistas, hoy incondicionales al régimen gracias a prebendas y sucios negociados, que impide llegar a los 87 votos para la vacancia, y del copamiento del Estado (incluidos los órganos de inteligencia) usado como agencia de empleos de familiares, paisanos y amigos.
Entre tanto, los líderes de los partidos políticos y colectivos de derecha o libertarios, así como las organizaciones militares y policiales, en pie de lucha, no logran convencer a la gran mayoría de sus partidarios, en el sentido que quienes gobiernan hoy los están llevando por el desfiladero hacia la destrucción. Es indudable y notorio que los intereses personales y grupales de estos grupos son el principal escollo para tener un simple acto de desprendimiento y así lograr la unidad de todos. Mención aparte merecen algunos empresarios que sí se fajan en este momento aciago para el país.
Es por eso que nos permitimos plantear diversas acciones que, estamos seguros, ayudarán al país a salir de esta crisis. En primer lugar, sugerimos a los líderes políticos y de la sociedad, que se reúnan y nombren un representante en este proceso, alguien que no postule a ningún cargo, un “notable” de consenso para que dirija esta etapa y de esta manera lograr que los personalismos e intereses grupales queden relegados a segundo plano mientras recuperamos la democracia.
La segunda propuesta es convocar a una Huelga Nacional Ciudadana Indefinida dentro del marco constitucional, para que los trabajadores, gremios, empleados públicos, organizaciones civiles y militares, acaten esta medida hasta que Castillo y compañía desalojen Palacio y dar paso a un nuevo gobierno.
Una tercera propuesta es que se plantee un gabinete paralelo durante el proceso, para que establezca una estrategia política, social y económica a fin de que el presidente de transición tenga una herramienta de gestión y la ponga en práctica como una medida de emergencia, y logre estabilizar la economía, fundamentalmente, en una primera etapa. No son las únicas propuestas, pero sí las más urgentes y eficaces.
Estas son acciones concretas que requieren de la voluntad de los líderes, que dejen de lado sus rencillas y hagan un sacrificio por el Perú. No se quejen después si los peruanos hacen que emerja un líder que traiga abajo, para siempre, sus sueños eleccionarios. Los votos que sacrificarían hoy con este acto de desprendimiento son por el futuro del país, cuyo esfuerzo será apreciados por el pueblo peruano y las próximas generaciones. Sí se puede.