“La desidia y la incapacidad de gestión gubernamental son el cáncer de nuestro país”.
Basta ya de permanecer pasivos a esperar que la crisis en la que viven los peruanos más pobres se resuelva sola. Basta de apañar la corrupción con la que los gobiernos mantienen en la miseria a millones de compatriotas. Basta de culpar al sector privado de todos los males del país. Basta de callar ante el discurso barato y desgastado del engaño comunista que solo siembra odio y división entre los peruanos. ¡BASTA!
Los peruanos nos hemos acostumbrado a que pisoteen nuestros derechos. ¡Basta! Tenemos derecho a una vida digna, derecho a un techo propio, derecho al trabajo, derecho a la salud, derecho a ser educados y progresar como individuos. Tenemos derecho a contar con agua potable en nuestras viviendas, derecho a vivir sin miedo, a la seguridad jurídica y a la libertad. Estos derechos están plasmados en nuestra Constitución y son el móvil detrás del proyecto de la asamblea constituyente, porque la libertad y los derechos ciudadanos son contrarios al postulado comunista que busca el control absoluto del ciudadano.
En la década del setenta, el experimento militar comunista dejó al Perú en la ruina, y en los ochentas, el escaso dinero que obtenía de impuestos se malgastaba en subsidios mal distribuidos y en abultadas planillas públicas. El Gobierno recurría a la emisión de billetes sin respaldo para cubrir su déficit, confiscando así el poder adquisitivo de los ciudadanos, especialmente el de los más pobres.
Hoy, las arcas del Estado están llenas y son un apetitoso botín para los gobernantes de turno, quienes encuentran en ministerios, empresas estatales y demás organismos públicos el vehículo perfecto para perpetrar sus fechorías. Por ello, estos se copan con personal no calificado, y cercano al (ex) partido de gobierno o al entorno presidencial.
La desidia y la incapacidad de gestión gubernamental son el cáncer de nuestro país. Los gobiernos simplemente no ejecutan los presupuestos anuales en los programas de obras y alivio a la pobreza. Lo que hay es mucha corrupción.
A punto de cumplirse el primer aniversario del Gobierno del profesor Castillo, los peruanos hemos visto el costo de vida dispararse a niveles récord de los últimos 20 años, así como la inseguridad ciudadana, y nunca demoró tan poco que un mandatario se vea directamente vinculado con actos de corrupción como con el moralmente incapacitado profesor. El desarrollo social de los ciudadanos está trabado y el Congreso es cómplice de este desastre. ¡Basta!
Por: Alfonso Bustamante Canny
Perú21, 6 de Julio del 2022