Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
A un mes de las elecciones regionales, las cosas están quedando claras. Un sector del país, mucho más grande del 20% que aún respalda al “sindicalista básico” convertido en Presidente, va a ser su cómplice y va a votar por las marcas electorales que lo sostienen en el gobierno. Sin reflexión, sin conciencia, por ignorancia política o por los bonos que se reparten, lo van a hacer.
En “El voto anti prosperidad – Los electarados limeños” (Lampadia, 19.08.22), mostramos esta paradoja del elector limeño. Detesta a Castillo más que nadie en el país, sin embargo, un tercio de ellos votarán aparentemente por las enseñas que han sido los principales alcahuetes de este gobierno: PODEMOS y SOMOS PERU.
Al interior del país, la cosa no es mejor.
El cómplice mayor de este gobierno, el dueño de la universidad que lo tituló, el que le dio sus votos para la gobernabilidad y el que tiene un hermano para cada extremo político, aspira a recuperar sus feudos en La Libertad y otras regiones y a ampliarlos en centenares de distritos y provincias. Los electores, muchos de ellos atraídos por la plata como cancha, apuntan a sellar la complicidad con la A y por ende con el gobierno al que sostiene.
Somos Perú, la enseña política que avaló a Vizcarra, el autor de toda esta tragicomedia política que vivimos, quien con el pretexto de luchar contra la corrupción destruyó la institucionalidad, disolvió el Congreso y mal reformó la política, se apunta a tomar regiones, provincias y distritos. La plata corre a raudales para financiar banderolas y caravanas del corazoncito. El problema es que también hay electores que van detrás.
Felizmente, en algunas regiones, probablemente las más golpeadas por décadas de gobiernos regionales y provinciales de izquierda y populistas, surgen otras enseñas políticas ajenas a estos enjuagues políticos nacionales, que buscan tomar protagonismo.
En Junín, Piura y Loreto hay más movimientos regionales que partidos en la disputa por la Región. En Arequipa y Tacna hay casi tantos como partidos. En el Cusco dos movimientos regionales: Pachakutec y Ayllu y un partido nacional ajeno a los enjuagues que sostienen a Castillo, el Frente Esperanza, podrían ser las alternativas.
El elector peruano debiera advertir que su voto por la A, PODEMOS, SOMOS PERU o AP, que son las marcas cómplices de este gobierno y, por supuesto, el voto por Perú Libre o Juntos por el Perú, que no son cómplices sino autores directos de este crimen institucional, los convierte también a ellos en cómplices de lo que le está sucediendo al país.
En este contexto, parece haber llegado la hora de los movimientos regionales o de los partidos abiertamente opuestos a sostener a Castillo en el poder.
No al voto por los partidos cómplices. Lampadia