Jaime de Althaus
Para Lampadia
Ha llamado la atención en medio de este paramo político el lanzamiento de la iniciativa ciudadana La Propuesta liderada por la joven Natalia Rodríguez, que busca reunir 250 mil firmas para presentar al Congreso un proyecto de reforma constitucional para aprobar el adelanto de elecciones generales, el impedimento de participación a candidatos y líderes políticos sentenciados, y las primarias obligatorias en los partidos.
Hemos señalado que el adelanto de elecciones generales, en la medida en que expresa el pedido de “que se vayan todos”, contiene en el fondo una demanda por un líder fuerte o autoritario que prescinda de “todos” o prepara el terreno para un populista radical que insurja igualmente contra toda la clase política nacional.
La gente, harta de los políticos, busca algo nuevo, y ese algo nuevo puede tomar la peor de las formas. Porque lo que hay es un hartazgo de los partidos, del Congreso, del sistema de controles que traba las decisiones, e implícitamente de la democracia liberal como tal.
Entonces, si el adelanto de elecciones no viene acompañado de reformas que mejoren el funcionamiento de la democracia y la calidad de los partidos y de la representación, podemos acabar en el peor de los mundos. O, en el mejor de los casos, elegiremos a mas o menos a los mismos que quisimos que se vayan. Regresaran los que se fueron.
Ese es la razón de ser de La Propuesta arriba señalada. La pregunta es si las elecciones primarias abiertas, simultaneas y obligatorias (PASO) ayudan a ese propósito o si se requeriría la aprobación de otras reformas antes de las posibles elecciones adelantadas.
Lo que ocurre en la práctica ahora es que casi todos los partidos se han convertido en vientres de alquiler que, como ese nombre lo indica, alquilan o venden las candidaturas congresales y hasta presidenciales a quienes quieran comprarlas. Por eso vemos a tantos políticos que pasan de un partido a otro en cada elección. Las PASO buscarían sustituir ese sistema de compraventa por una democracia interna basada en la participación no solo de los militantes sino de toda la ciudadanía en la elección de los candidatos a todos los cargos de elección pública.
Puede ocurrir, sin embargo, que el mercado de postulaciones simplemente se adelante a la etapa previa a dichas elecciones primarias. Es decir, que las listas que los partidos propongan a los electores en las primarias hayan sido confeccionadas justamente de esa manera, vendiendo las postulaciones. Y que los partidos presenten a los electores listas únicas. Solo en el caso de los candidatos al congreso los ciudadanos podrían ejercer un voto preferencial para alterar el orden propuesto por el partido.
El efecto más claro de la ley que establece las PASO viene por otro lado: la exigencia de alcanzar el 1.5% de los votos válidamente emitidos en las elecciones primarias para poder continuar participando en el proceso electoral. Es decir, el partido que no alcance dicho 1.5%, debe retirarse y no participa en las elecciones generales. Esto reduce el número de partidos participantes y por lo tanto le permite al elector una mejor elección. Esto se sumaría a dos disposiciones que actualmente rigen que ayudan a mejorar la calidad de los partidos en el mediano o largo plazo:
- La pérdida de inscripción de los partidos que no pasen la valla del 5% para el Congreso o que no presenten candidatos en todas las elecciones y en un número mínimo de circunscripciones,
- y que las nuevas agrupaciones que aparezcan consigan su inscripción no con firmas de adherentes sino de militantes.
Pero, además, si realmente se quiere mejorar la calidad de los partidos en el mediano plazo, debería aprobarse una ley de think tanks partidarios por impuestos, para que las empresas puedan financiar centros de estudios en los partidos con parte del impuesto a la renta que pagan. Eso les daría a los partidos otro nivel, otra capacidad, y se volverían más atractivos para que personas de bien decidan incorporarse a ellos.
En lo inmediato, casi la única manera de mejorar la calidad de los representantes y alcanzar simultáneamente un Congreso más responsable que favorezca la gobernabilidad y la viabilidad nacional, es aprobar dos reformas simultáneas:
- la bicameralidad,
- y la elección de diputados en distritos electorales pequeños, uni o binominales, así como la elección del Senado en distrito único nacional o en macrorregiones.
La bicameralidad produce leyes más meditadas, mejor sustentadas. Reduce la arbitrariedad congresal y atenúa el populismo. Distritos electorales uni o binominales enraízan la democracia al conectar a los ciudadanos con su representante, y permiten a los electores elegir entre un número mucho más pequeño de candidatos, lo que les permite escoger mejor, a los más idóneos, capacitados e íntegros.
De otro lado, un Senado elegido en distrito nacional único o en cuatro distritos macrorregionales, permitiría recuperar en alguna medida a las élites nacionales o macrorregionales que han desertado la política.
También debe permitirse que los candidatos a la presidencia de la república postulen simultáneamente al Congreso, para elevar el nivel del parlamento como foro político y mejorar la disciplina y unidad de las bancadas. En esa misma línea, es importante que el candidato presidencial tenga voz y voto en la designación de los candidatos al congreso, para tener su lealtad. Habría que ver entonces la manera de compatibilizar esta necesidad con una democratización extrema de las elecciones partidarias al estilo de las PASO, si es que tal cosa es posible.
En conclusión, más eficaces que las PASO para mejorar la calidad de la representación y del Congreso en el corto plazo, sería la aprobación de la bicameralidad junto con distritos electorales pequeños en Diputados y distritos grandes o único en el Senado.
Colofón: una debilidad del proyecto de adelanto de elecciones generales es que mantiene al presidente Castillo hasta julio del 2023, doce meses más, tiempo suficiente para terminar de destruir la institucionalidad estatal. Por lo tanto, el proyecto de modificación constitucional de adelanto de elecciones debería disponer la salida del presidente de manera inmediata, asumiendo la presidencia de la republica de manera transitoria el presidente o presidenta del Congreso. Lampadia