Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
De tanto tropezar con la idiotez cotidiana, me pareció importante “levantarnos la visera” y pensar en el legado que debemos dejar en favor de las generaciones de nuestros hijos y nietos. Ciertamente, debemos crear las condiciones y levantar las restricciones para el crecimiento económico y desarrollo humano integral del Perú, de forma tal, que podamos retomar la senda de la reducción de la pobreza, hasta su completa extinción.
Uno de los factores centrales para que tal cosa suceda, es aumentar considerablemente los niveles de inversión, particularmente en infraestructura que mejore el estándar de vida de nuestra población y nuestra competitividad productiva. Para eso, debemos contar con energía suficiente y de calidad, adecuadas.
Desde antaño, la característica peruana ha sido el “corto placismo”, carreteras limitadas, sistemas de agua y desagüe, hospitales y colegios sub dimensionados. Lo mismo se ha aplicado en líneas de transmisión e inversiones en generación eléctrica y esto ahora se replica en conectividad digital.
El Perú tiene pendiente el desarrollo de un importantísimo portafolio de proyectos mineros, el desarrollo de un moderno sistema de transporte ferrocarrilero nacional, el reemplazo de su obsoleto parque automotor público y privado, que ya deberíamos plantear su conversión a eléctrico, concluir la electrificación rural y de la selva, para estar en condiciones de ofrecer energía suficiente para la industria y el comercio, y por qué no, trabajar la propuesta de exportar energía eléctrica.
Acometer esa tarea, se convertiría en un desafío formidable de mejora, al cabo del cual, no sólo por la magnitud de las inversiones requeridas, los puestos de trabajo generados, la mejor calidad y tecnificación de la demanda laboral que estos proyectos requieren, significaría un “salir de perdedores”, de una vez y para siempre. Obviamente, esto significa poner por delante un nuevo paradigma nacional de calidad, hacer las cosas bien y con estándares internacionales.
El Perú cuenta a la fecha con 13,248 MW instalados, de los cuales 39% son centrales hidroeléctricas, 56% con termoeléctricas y 5% renovables, entre eólicas y fotovoltáicas. Recordemos, que estamos comprometidos con minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que, ciertamente, para las hidroeléctricas es mínimo (24 gCO2eq/KWh*), pero que en el caso de las térmicas a gas son mucho menos eficientes (490 gCO2eq/KWh*), ni qué decir de las de co-combustión de biomasa (740 gCO2eq/KWh*). Hasta la fecha, hemos podido atender la creciente demanda con centrales hidroeléctricas y térmicas a gas, pero, debemos tener presente que, de un lado se nos van agotando las fuentes hidroeléctricas que no impliquen inundaciones de extensiones de bosques, mientras que de otro, debiéramos considerar mejores usos económicos del gas para petroquímica básica de amoniaco y nitrato de amonio, para derivar en fertilizantes y explosivos, dejar de quemar gas natural, reduciendo así el nivel de emisiones por efectos de la generación termoeléctrica.
Ciertamente, debemos tener presente fuentes alternativas de generación, tales como eólica y solar, que hoy aportan 5% de la potencia instalada y algo menos de la energía generada, pero cuyas emisiones son menores (entre 11 y 12 gCO2eq/KWh*). Debemos resaltar, que estas fuentes de energía también tienen sus bemoles, pues si quisiéramos depender de ellas, demandan el uso de grandes extensiones de terrenos con los correspondientes impactos ambientales en flora y fauna – normalmente no mencionados por sus promotores- sin mencionar el impacto de sus desechos al fin de su vida útil o la necesidad de contar con fuentes de potencia y energía base, que las acompañe.
En este punto, quisiera invitar a que en el Perú consideremos el desarrollo de centrales nucleares (CN), cosa nunca antes contemplada, pero que resuelve con uso de pequeñas extensiones de terreno y muy bajas emisiones de gases de efecto invernadero (12 gCO2eq/KWh*), una ampliación a futuro de nuestra capacidad de generación de energía nuclear (EN). Esto se convertirá en un desafío tremendo, cuando nuestro transporte industrial y de pasajeros, público y privado, sea con vehículos eléctricos y aumentemos la diversificación productiva. Recordemos que, si bien el Perú no es uno de los principales generadores de GEI, en Lima, las emisiones sobrepasan largamente los límites máximos permisibles y, en ciertas áreas de la ciudad, ni de lejos se cumple con los estándares de calidad de aire. Sólo recordemos el cambio del color de nuestros cielos, cuando se decretó una cuarentena absoluta por COVID.
Estoy seguro que ya aparecerán los opositores a las centrales nucleares, pero los invito a que se ilustren sobre el tema antes de oponerse. Siempre me llamó la atención esta opción energética y me preguntaba, por qué teniendo en el mundo países desarrollados que se sustentan en energía nuclear (X% de abastecimiento e Y# Centrales Nucleares) como: USA (19.3% y 96 CN), Rusia (17.9% y 38 CN), China (4.2% y 47 CN), Francia (71.7% y 58 CN), Suecia (40.3% y 7 CN), Suiza (37.7% y 4 CN), Ucrania (53% y 15 CN) y Finlandia (32.5% y 4 CN), entre otros, sólo por mencionar algunos que se alimentan de forma importante de energía nuclear, no hemos previsto ni una CN en el Perú. No porque no hayamos contado con otras fuentes de energía, sino por la posibilidad de optimizar el “costo de oportunidad” de nuestros recursos naturales, minimizando las emisiones.
Según información tomada de Alfredo García, Operador Nuclear, en su libro “La energía nuclear salvará al mundo”, cuya fuente es el International Atomic Energy Agency Power Reactor Information System (PRIS) y el World Nuclear Association (WNA), en el mundo hay 442 centrales nucleares en operación, 53 en construcción, 110 planeadas y 330 propuestas, y en el Perú no hemos siquiera pensado en la posibilidad. Recordemos que, ante la crisis energética provocada recientemente por Rusia, países como Alemania, que dependían del gas ruso, hoy están entrando en grave crisis económica y regresando al carbón, mientras Finlandia, país cuyo Partido Verde lo orientaba a las renovables, hoy reconoce el imperativo de usar CNs y estaría pasando de 4 CN a 6CN en el corto plazo.
Como el autor del libro comenta, muchos piensan en Chernóbil y Fukushima, pero ninguno se ha dado el trabajo de revisar las condiciones constructivas de estas CN, sus sistemas de operación, los errores de diseño en los procedimientos aceptados en el pasado y no permitidos hoy, las condiciones de seguridad impuestas en la operación de las centrales, ni las características y manipulación del “combustible” usado hoy en día y las diferencias respecto a ellas.
El Perú tiene, no sólo la oportunidad, sino la necesidad de crecer económicamente y, por lo tanto, la imperiosa necesidad de optimizar sus fuentes de energía, considerando que es muy poco probable pasar y sostenerse rápidamente con sólo energía renovable.
¡Planifiquemos, aunque sea por una vez en la historia! Lampadia
*Fuente: “La energía nuclear salvará al mundo”, Alfredo García.