Entrevista a Jose Levy, El corresponsal con más tiempo en CNN en Español
Por Renzo Giner Vásquez
El Comercio, 11 de enero de 2018
La caída del Muro de Berlín, el fin de la Unión Soviética, la Guerra del Golfo o la muerte del papa Juan Pablo II son solo algunos de los eventos históricos que le ha tocado cubrir a José Levy, el corresponsal más antiguo de CNN en Español.
“Ahora nos encontramos frente a una amenaza global”, explica por teléfono el autor del libro “Terror. Alerta ISIS”.
—¿Global?
Se suele pensar que lo que ocurre con el Estado Islámico [EI] solo atañe al Medio Oriente y ahora, con las derrotas que sufre en Siria e Iraq, se cree que prácticamente ha desaparecido. Pero eso no es así desgraciadamente. Ellos quieren dominar el mundo, pretenden secuestrar la religión islámica para sus propios intereses, aunque no representen lo que es esta fe. Además, vemos a una serie de grupos afiliados en Nigeria, Somalia, Libia, hasta en las Filipinas.
—En la portada de su libro dice “una amenaza para toda América”. Yo lo veo bastante lejano…
Ya hemos visto atentados en América Latina en los años 90; por ejemplo, los ataques contra la Embajada de Israel o la comunidad judía de la AMIA en Buenos Aires. Estamos viviendo la globalización del terror y es algo que debemos tener muy en cuenta. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, ya declaró que parte de los seguidores del Estado Islámico que fueron al autoproclamado califato podrían estar regresando a Latinoamérica. Eso representa una amenaza en un continente donde existe narcotráfico y corrupción…
En el Perú, el libro de Levy está disponible en formato digital.
—¿Qué relación tiene el narcotráfico y la corrupción con el terrorismo?
Son aliados. Los mismos mecanismos por donde se pasan las drogas pueden ser utilizados por los terroristas para traficar armas, por ejemplo. Por eso esto se debe combatir de manera unida, los servicios de inteligencia deben intercambiar información.
—Se habla mucho del poder que el Estado Islámico tiene sobre las nuevas tecnologías, como si no buscara dominar territorios sino mentes.
Así es, las redes sociales tienen un enorme efecto y día a día nos facilita la vida. Pero también tienen un aspecto negativo especialmente importante que es necesario destacar. Las redes sociales le han dado un arma, sin querer desde luego, a grupos como el Estado Islámico para transmitir su información de manera inmediata hasta los confines de la Tierra. Debemos ser conscientes de que si con Al Qaeda esto no era una posibilidad ahora sí, el Estado Islámico puede transmitir órdenes a sus miembros a cada instante.
—¿Qué fue lo más impactante que se encontró en esta investigación?
Realmente fue un libro difícil de escribir porque muchas veces me sentí ahogado, no me explicaba cómo podía haber tanto horror. Se suponía que estábamos en el futuro, en el siglo XXI, en el tercer milenio y de pronto llegan estos fanáticos para llevarnos de golpe y porrazo a la Edad Media. En el libro describo fenómenos como mercadillos de esclavas sexuales, con niñitas de 7, 8 o 9 años que están al lado de camellos, asnos, ovejas, siendo vendidas en subastas públicas. Los adultos las miran de arriba abajo y ellas lo único que quieren es llorar. Vemos niñitos siendo llevados a las escuelas, pero no para aprender matemáticas o física sino para ser suicidas, para aprender a matar. Son aberraciones a las que debemos hacerles frente.
—Las reseñas de su libro destacan la capacidad con la que explica el tema.
Bueno, son 29 años en los que he cubierto desde la Guerra del Golfo hasta la Primavera Árabe.
—O entrevistar a Fidel Castro en 1996. ¿Es cierto que recibió 2 mil peticiones y solo aceptó la suya?
Fue un momento muy importante. Como bien dices, “The New York Times” recogió declaraciones de la embajada cubana donde especificaban que había 2.300 peticiones. Al final me escogió y la conversación fue especialmente significativa por la admiración que reflejaba sobre Juan Pablo II, eso rompió muchos muros y creó puentes. Pero otra anécdota significa aun más para mí.
—¿Cuál?
Cuando falleció Juan Pablo II, una de las personas que vio la transmisión fue el cardenal Jorge Mario Bergoglio. Él tuvo la deferencia de enviar a su portavoz a buscarme y agradecerme por la manera de transmitir algo tan importante en su vida y saber que siendo judío podía transmitir eso. Para mí eso es más importante que la anécdota de Fidel [risas].