Hace poco se renovó el Acuerdo de Facilitación de Comercio (AFC), firmado por 132 países en el 2013 y ratificado por al menos dos terceras partes de estos.
Según la Organización Mundial de Comercio, el AFC va a generar incrementos anuales de 2.7% y 0.5% en las exportaciones y el PBI globales, al propiciar el incremento de la transparencia y la eficiencia en el comercio transfronterizo. Estas cifras se elevan a 3.5% y 0.9%, respectivamente, en el caso de las economías en desarrollo, a lo que se añade una reducción de 14.3% en los costos del comercio internacional para los países de bajos ingresos.
Para tal fin, todas las empresas involucradas en el comercio internacional deberán proporcionar información relevante, veraz y completa a las autoridades aduaneras sobre la clasificación arancelaria, origen y tratamiento aduanero. Esto se da en el marco de los beneficios del acuerdo respecto a la transparencia y el acceso a la información: publicación de información de exportaciones e importaciones para facilitar la preparación de documentación, y aplicación de normativa de avanzada.
En cuanto a la eficiencia de comercio transfronterizo, el Acuerdo se centra en la mejora del costo, la velocidad y la seguridad. En ese sentido, el Estado peruano se compromete a la presentación de manifiestos y otra información clave antes de la llegada de los bienes a la aduana, la liberación de la custodia aduanera por separado del pago final de aranceles e impuestos, y la aceleración de liberación de productos de bajo riesgo, así como la implementación de la ventanilla única. Hay que tener en cuenta de que el Acuerdo no se dará de la noche a la mañana, y que se requerirá de una estrategia educativa por parte de las agencias y las empresas, así como colaboración regional e integración, aprovechando los tratados comerciales. Además, se requerirá de trabajo conjunto con el Gobierno para su correcta implementación y seguimiento normativo.
De esta forma, se podrá mantener la competitividad de las economías. En un mundo cada vez más globalizado y en el que las transacciones cada vez se hacen con mayor velocidad y en forma remota, no se puede quedar al margen del destrabe que permiten herramientas como los tratados comerciales y el comercio electrónico.
Asimismo, los gobiernos deben implementar el AFC para impulsarlo. Esto se daría mediante el aprovechamiento de las medidas que simplifican los embarques, en el marco de las mejores prácticas globales, y mediante la mayor confianza de los consumidores resultante de la mayor transparencia y seguridad.
En vista de que por el momento solo 350 millones de los 635 millones de habitantes de Latinoamérica utilizan comercio electrónico, queda aún mucho por avanzar en la expansión de este mecanismo. Se espera que el valor de sus transacciones, actualmente de US$ 59,000 millones, crezca 19% por año hasta duplicar el tamaño del mercado el 2021. El reto es que la logística, la normativa y la seguridad estén a la altura de las necesidades.