Lucila Castro de Trelles
Para Lampadia
En abril del 2009 escribí una carta pública dirigida al señor Mario Vargas Llosa, publicada parcialmente en El Comercio, donde lo criticaba por su extremado anti fujimorismo. Hoy me veo en la obligación de escribirle otra carta para expresarle mi agradecimiento por su gesto valeroso y rotundo de apoyar la candidatura de Keiko Fujimori y pedir que se vote por ella. Es un gesto que lo enaltece porque durante 30 años ha sido un crítico acérrimo del fujimorismo, pero ante la posibilidad de que el Perú caiga en un estado totalitario y extremista, en una dictadura sine die, en la pobreza, en la miseria y en el hambre, escoge, dar su apoyo a su adversaria. Esto impedirá que la amenaza ocurra. Lo que él denomina el mal menor.
Este gesto de Vargas Llosa merece un aplauso generalizado porque ha sido capaz de reflexionar con seriedad y objetividad sobre la naturaleza del peligro de Castillo y Perú Libre, que excede sustancialmente al peligro político de una mala elección en los cauces democráticos y constitucionales. Y esa reflexión lo ha llevado a la convicción de preferir al adversario político antes que a la ruina del país y de nosotros los peruanos.
La entereza que se necesita para tal decisión no la tienen muchos y reitera la excepcional calidad moral y el amor al Perú de nuestro Premio Nobel. Mario Vargas Llosa nunca dejará que el Perú se jo…. La actitud de Vargas Llosa me recuerda la decisión de Enrique IV de Francia, de renunciar al protestantismo y volverse católico para evitar una guerra civil. El gesto ha quedado en la historia reflejado con la frase: “Paris bien vale una misa”.
Keiko es una chica joven, honesta y muy valiente. Ella se enfrentó a Montesinos, siempre se quedó en el Perú afrontando con paciencia las innumerables investigaciones y acusaciones en su contra. Fue vapuleada por la prensa y por sus opositores. Tuvo errores ciertamente, y ha pedido disculpas por ello, pero la prisión la hizo madurar. Hoy tenemos a una Keiko renovada, con un excelente plan de gobierno y sobre todo encarnando la unidad de todos los peruanos que no queremos convertirnos en el último dinosaurio comunista. Estoy segura que ella no defraudará el compromiso asumido con nuestro escritor y la esperanza que muchos peruanos hemos puesto en Keiko. Por un Perú con futuro y progreso.
Atentamente