Por Editorial Expreso
(25 de julio de 2015)
Los subversivos de ayer no son los mismos de hoy. Antes usaban directamente la dinamita y el fusil para boicotear la democracia y la economía nacionales con la intención de hacer retroceder al país a sociedades como la vietnamita y la camboyana de hace medio siglo. Eran los tiempos del radicalismo leninistas o maoísta y del estilo sanguinario de Pol Pot.
El tiempo ha transcurrido y una vez derrotados los terroristas en el campo militar e ideológico, ahora ponen en práctica una nueva fórmula de mimetización realizada a paso lento en los últimos diez años. Esos subversivos comienzan ahora a evaluar los resultados y se dan cuenta que el haberse infiltrado en la protesta antiminera ha sido funcional a sus intereses, pues le vienen cortando la yugular al sistema económico peruano y con ello tienen un espacio ganado para generar la frustración de la gente, la desesperación económica de las familias y luego arrastrarlas, junto a gremios de trabajadores mal dirigidos, a una protesta contra nuestra democracia.
Por eso no nos cansaremos de advertir, y hoy con mayor énfasis, a los políticos que postularán a la presidencia o al Congreso de la República, que tengan muy presente que aquellos cuadros subversivos de Sendero Luminoso y del MRTA están vivitos y coleando. Lo que ocurre es que hace tiempo modificaron su estrategia y son conscientes de que pueden ahuyentar las inversiones, frenar las exportaciones mineras y reducir el crecimiento del PBI con solo realizar paros antimineros y extorsionar con gran facilidad a presidentes regionales o alcaldes sin carácter.
En este camino, los cuadros terroristas encuentran en los departamentos del Perú a timoratos o angurrientos dirigentes de los denominados frentes de defensa, que caen como presa fácil a sus intereses más recónditos. Por eso es que de forma sistemática han organizado paros y revueltas antimineras habiendo logrado sus objetivos inmediatos. Y tal como sucedió en la década de los ochenta, existe en el presente una izquierda miope que continuará sirviéndole de furgón de cola a Sendero Luminoso y el MRTA. Esa izquierda hoy integra una supuesta defensa del medio ambiente y dizque una lucha a favor de la ecología, pero en realidad solo le hacen el juego a las nuevas tácticas subversivas.
Es hora que los integrantes de las ONG dedicadas a la ecología, cuyos principales voceros quieren ser candidatos en las próximas elecciones, abran los ojos y eviten también ser usados por otras ONG más grandes y de envergadura internacional que son financiadas por algunos países desarrollados que compiten con el Perú en el campo de la minería. De forma que, por angas o por mangas, los ambientalistas deberían ya mismo deslindar o con los neoterroristas vestidos de antimineros o con las grandes mineras extranjeras que solo quieren reducir la minería peruana a su mínima expresión.