Más cerca de la política
Jaime Spak
Para Lampadia
A raíz de los resultados del 11 de abril, he visto con singular sorpresa como la gente se está involucrando en temas de política.
En el 2016 la segunda vuelta fue entre dos proyectos de continuidad, lo que mantuvo relativamente tranquilo al electorado. Sin embargo, fueron cinco años terribles: con cuatro presidentes asumiendo el poder pasamos de ser una democracia admirada, a ser el hazmerreir del mundo. Esto nos ha afectado tanto que la posibilidad que un outsider sea el nuevo presidente nuevamente está latente.
Todos deseamos que el próximo gobierno nos garantice tranquilidad para seguir creciendo y avanzando hacia un futuro mejor. Con esto me refiero a un gobierno que vele por el bienestar de las grandes mayorías, pero con ideas claras, no con un salto al vacío. El socialismo del siglo XXI ha fracasado porque es una forma de perpetuarse en el poder, tan sólo miren el caso de Venezuela o Nicaragua.
El peruano no es socialista, es individualista, desea que lo dejen trabajar, que les den reglas de juego claras y que no se metan con ellos. No desea un estado interventor ni protector, sino un estado colaborador y que escuche el clamor de las grandes mayorías. No desean que les den pescado, sino que les enseñen a pescar. Es una frase trillada pero muy real.
Para que un gobierno funcione, el estado se debe concentrar en cinco ejes fundamentales: salud, educación, seguridad, infraestructura y apoyo a las actividades extractivas:
Salud: Dar prioridad a la atención primaria, logrando que en los lugares más apartados del país existan postas medicas de primera atención, implementadas para evitar que las personas de menos recursos tengan que desplazarse a los hospitales regionales. La pandemia ha desnudado la precariedad del sistema de salud.
Educación: Hacer una verdadera reforma y lograr tener una educación acorde a los diferentes lugares de nuestra geografía. En este caso debemos confiar en la capacidad de nuestros expertos para lograr estándares de calidad en un plazo perentorio. Se requiere urgente un plan de mejora de la educación a largo plazo para que el futuro esté asegurado.
Seguridad: Tener un presupuesto para investigación e inteligencia. Asimismo, implementar un programa de formación de la policía que lleve el actual periodo de 6 meses a una carrera mínima de tres años, con evaluaciones psicológicas y morales exhaustivas para tener fuerzas del orden de calidad y prescindir de los malos elementos que han hecho que a la policía nadie respete.
Infraestructura: Habilitar vías de acceso que permitan que los habitantes de los lugares más alejados tengan la capacidad de transportar sus productos y conseguir precios razonables, requisito fundamental para mejorar el nivel de vida y dar acceso a la competitividad. De esta forma podrán negociar mejor y no recibir lo que desean pagar los acopiadores, que luego incrementan los precios de manera abusiva. Esto ayudaría a mitigar el centralismo que ya sabemos las consecuencias negativas que trae.
Apoyo a actividades extractivas: Tiene que haber un claro programa de apoyo a las nuevas actividades mineras que generan puestos de trabajo, desarrollo de las ciudades aledañas y sobre todo mejora de la calidad de vida de sus trabajadores. Lo que se ha perdido por no haber desarrollado Conga, Tía María, etc. representa un retroceso para las regiones. La mentira que les han inoculado acerca que las actividades extractivas, atenta contra el desarrollo, envenena las mentes de los pobladores y se vuelve caldo de cultivo de agitadores. En países desarrollados se ha logrado compatibilizar la actividad extractiva con el uso del agua y el apoyo a la agricultura. Pero se necesita una voz firme que les indique los beneficios que tendrían en sus regiones.
Todo lo anteriormente expuesto podría parecer un plan de gobierno, pero en el fondo es lo que el estado debería tener como foco prioritario. Todo lo demás debería dejarse para que la iniciativa privada pueda generar desarrollo en el país.
Podría ser una utopía pues muchos dirán que son ideas difíciles de concretar. Pero me pregunto, y por poner un simple ejemplo, ¿alguno de los candidatos ha mencionado siquiera que existe el proyecto Yachachiq [de Sierra Productiva], en donde los campesinos más expertos de las diversas comunidades altoandinas enseñan a los de otras zonas a mejorar la productividad sin la intervención de extraños?
Me pregunto, ¿es una utopía del ciudadano?, ¿es imposible ponernos de acuerdo?, ¿somos ilusos? o ¿falta simplificar las cosas y pensar que, a problemas difíciles, soluciones simples?
Lo único que puede convertir la utopía en realidad es que los ciudadanos no seamos simples espectadores del desarrollo del país, sino partícipes en conseguir el verdadero cambio. El único prerrequisito es la honestidad.