Por: Raúl Diez Canseco*
Expreso, 29 de abril de 2021
En 1985, tras un proceso electoral impecable, el presidente Fernando Belaunde Terry, acatando el veredicto ciudadano, culminó su segundo periodo presidencial concurriendo al Congreso para entregar a su sucesor la insignia del mando que el pueblo había puesto sobre su pecho. En esa memorable transmisión Belaunde afirmó: “Os entrego intacta la libertad”, expresión que ha quedado grabada en la memoria colectiva de la nación.
En aquella ocasión el presidente Belaunde anotó: “Que nunca se disfrutó en el Perú de un clima de mayor libertad es un hecho sobre el que no necesito extenderme. Ese clima se respira y tonifica espiritualmente a la República. Rendimos con ella el más elocuente homenaje a los libertadores y próceres de la independencia que lucharon por dar al Perú un régimen democrático de gobierno”.
Por eso, desde que somos una nación independiente nuestro himno nacional empieza con la expresión “Somos libres”, un homenaje a todos aquellos que combatieron y murieron para que fuésemos una nación libre.
Belaunde creía tanto en la libertad de pensamiento y de opinión que siempre luchó por la libertad de expresión y, por eso, al iniciar su segundo periodo presidencial lo primero que dijo es que no dormiría ni una sola noche en palacio de gobierno hasta que los medios de comunicación, que fueron confiscados durante muchos años por el gobierno de facto de ese entonces, fuesen devueltos a sus legítimos propietarios. Y así lo hizo.
Creía en todas las manifestaciones de la libertad, como en la libertad de pensamiento y de opinión, la libertad de expresión, la libertad de elección, la libertad de culto, la libertad de educación, la libertad de empresa y de emprendimiento; en todas las libertades, porque para el presidente Belaunde la libertad sin restricciones era indispensable para alcanzar el desarrollo, la prosperidad y el bienestar de todos los peruanos.
Qué duda cabe de que sin libertad no hay modo de que se fortalezca y crezca nuestra economía. Sin ella no hay manera de generar un país saludable. Tampoco hay justicia y, por ende, tampoco hay paz. Sin libertad no hay nada.
Lo mucho o poco que hasta ahora hemos logrado lo hemos hecho porque en nuestro país gobierna la libertad, porque somos libres y como dice nuestro himno nacional debemos de serlo siempre.
Eso no quiere decir que como nación no hayamos cometido errores, por supuesto que lo hemos hecho, pero hemos aprendido de nuestras fallas, y democráticamente nos hemos corregido, y lo seguimos haciendo en libertad y democracia. Por eso, si miramos nuestra historia con mayor perspectiva nos daremos cuenta que hemos resuelto muchos temas que creíamos irresolubles, como la lucha contra el terrorismo que nos sorprendió a todos, que asesino a 60,000 compatriotas y que vencer a estos miserables sediciosos nos tomó tres gobiernos.
Aprendimos de nuestros errores y por eso derrotamos a la hiperinflación de 3000%, y creamos las condiciones para que nuestra economía vuelva a crecer y así redujimos sustancialmente la pobreza. Falta mucho por hacer, más aún en esta pandemia, y por eso hay que seguir trabajando con determinación, perseverancia y en unidad.
No podemos ni debemos retroceder a regímenes autoritarios, estatistas y demagógicos que no creen en las libertades ciudadanas, y que en el pasado han fracasado y nos llevaron al desastre económico, social y político.
Necesitamos un Estado honesto, liderado por una persona defensora de la libertad, como lo fue el presidente Belaunde. Un Estado que trabaje y deje trabajar, que haga y deje hacer.
No necesitamos un Estado que una vez más sea hiperineficiente y que gaste el dinero de todos los peruanos en iniciativas utópicas que no funcionan. No necesitamos un Estado controlista; lo que necesitamos es un Estado promotor, que inspire y motive a todos los peruanos a ser emprendedores, creativos, productivos y cada vez mejores ciudadanos.
No necesitamos un gobierno que, siguiendo ideologías foráneas, como sucede en otras latitudes, aplique medidas que provoquen que millones de personas migren al extranjero huyendo de la pobreza, porque no viven en libertad y con democracia plena y, por ende, no tienen la oportunidad de gozar de una vida saludable en sus países de origen.
En suma, no necesitamos de un gobierno que para cumplir sus equivocados objetivos haga todo lo posible por trastocar la democracia para perpetuarse en el poder.
Eso no es lo que queremos nosotros, porque eso no somos nosotros.
Nosotros somos libres y creemos con pasión en la democracia y la libertad. Es momento de volver a defender, cuidar, luchar y votar por la libertad, pues es lo que nos ha permitido fortalecer y hacer crecer a nuestra nación.
Entre el pasado estatista y el futuro por construir, yo apuesto por el futuro. Es por eso que nos debemos de unir la izquierda democrática, el centro responsable y la derecha nacional para enrumbar al país ¡Adelante!, como decía el presidente Belaunde, quien nos dejó una gran lección para la hora presente y para el porvenir cuando, en una frase, nos entregó la responsabilidad más sagrada que tenemos hoy los peruanos: “Os entrego intacta la libertad”.
* Primer Vicepresidente de la República del Perú (2001-2004).